martes, 13 de agosto de 2013

Enrique"El Kiki" Camarena Salazar, Caro Quintero y un tal Antonio Gárate

Era un martes de principios de mayo hace 13 años cuando por fin, después de filtraciones, notas diplomáticas, quejas a través de la prensa, y amenazas de que se terminaría la cooperación bilateral, un fiscal federal en California anunció que el gobierno estadunidense presentaría ante la Corte de California a Antonio Gárate Bustamante.
Gárate, dijo el fiscal Manuel Medrano, “estaba en control de la DEA y sería facilitado” para testificar en el juicio contra un grupo de mexicanos, entre ellos Rubén Zuno Arce, por el asesinato de Enrique, El Kiki,Camarena.
De Gárate se decía que había sido agente de la Dirección Federal de Seguridad, que había trabajado para Ernesto Fonseca, Don Neto, y después se había puesto al servicio de la agencia antidrogas estadunidense. La DEA lo reconoció como su “operador”, más nunca como su agente. A nombre de la DEA, Gárate fue el responsable del secuestro y traslado ilegal del doctor Humberto Álvarez Machain, a quien testigos que después se comprobarían falsos, habían acusado de participar en la tortura y asesinato del agente Camarena. El doctor tapatío resultó absuelto en la corte estadunidense y regresó a México.
Gárate y su supervisor de la DEA, Berellez de apellido, sobornaron testigos, inventaron historias y lograron que Rubén Zuno Arce fuera condenado por el asesinato de El Kiki. El cuñado del ex presidente Echeverría murió hace poco en prisión. Me tocó hace 23 años cubrir aquellos juicios en California y conocer a los protagonistas de aquel carnaval de venganza que poco tuvo que ver con la justicia. Carnaval arropado por series de televisión en Prime Time y best sellers.
La relevancia de presentar a Gárate en público residía en que la DEA y el gobierno de Estados Unidos aceptaban haber pagado a mexicanos para secuestrar a un mexicano y trasladarlo a Estados Unidos. No solo eso. Aceptaban públicamente que pagaban a colaboradores del narcotráfico, como lo era Gárate.
El asunto Gárate/Álvarez Machain/Camarena llegó hasta la Suprema Corte de Estados Unidos, pero nada hizo para cambiar hábitos y actitudes de la DEA.
Y al contrario, en los últimos años los Gárates se han multiplicado y muchos mexicanos han sido sus víctimas.
Lo que dice la DEA, Hilda Vázquez sostiene que el 7 de febrero de 1985 Enrique Camarena Salazar nunca llegó al consulado estadounidense en Guadalajara. Desde el día anterior, se hospedaba en el hotel Jericó de Zamora, Michoacán, muy cerca del rancho "El Mareño", propiedad de sus compadres y protectores Los Bravo, quienes después fueron masacrados porque "sabían demasiado".
El plan del "secuestro" fue urdido por James Kuykendall, amigo de "Kiki", y encargado de la oficina de Guadalajara, quien aspiraba a ser jefe de la Drug Enforcement Administration en México. Para tal objetivo necesitaba un héroe y Camarena era ideal; su esposa lo había abandonado hacía más de seis meses, sus propiedades las había vendido el año anterior y ya quería regresarse a Estados Unidos.
De no haber puesto en marcha dicho plan, los agentes de la DEA hubieran seguido supeditados a los lineamientos de la CIA y el FBI. Kuykendall sabía del potencial económico que era el narcotráfico en México. Quería que la agencia para la que trabajaba manejara presupuesto propio… y lo consiguió.
Y mientras se buscaba a Enrique Camarena, Antonio Ayala implementaba un cierre de fronteras y una campaña en contra del turismo.
Los cadáveres que hicieron aparecer como Enrique Camarena y Alfredo Zavala no fueron encontrados en el lugar donde la DEA sostiene que estaban. Los cuerpos y las autopsias distan mucho de las características de los desaparecidos. Los informes forenses procedentes de Zamora y Guadalajara son diferentes entre sí. Camarena no es identificado por ningún miembro del gobierno norteamericano, ni por sus familiares. Zavala Avelar tampoco fue reconocido por nadie.

YA NO HAY TESTIGOS
Posteriormente empezaron a desaparecer los testigos. El primero fue el chofer del cónsul: declaró y nunca más se supo de él. Después, una secretaria del consulado, que servía además como asistente de la DEA y sabía el paradero de Camarena, pareció en un accidente automovilístico nunca aclarado. Y así, un sinnúmero de personas que aparecen en actas y que ya nunca podrán declarar. El tribunal de los Angeles ha contratado nuevos testigos para cerrar el caso, pagados con muchos dólares y entrenados por Antonio Gárate, con delitos contra la salud pendientes en México y los encargados de la "Operación Leyenda".

                                                                     Historia de la muerte de Enrique Camarena

BY GOOGLE
CHINGA TU MADRE PUTAMEX

No hay comentarios.:

Publicar un comentario