Resulta muy genial tener uno, dos o más hijos. Hoy estaría absurdamente frustrado si no hubiera conocido al pequeño diablillo que cambió mi vida para siempre. Pero, para los futuros padres y madres, voy a ser directo: tener un hijo es un trabajo infernal.
Olvídate de la paz que tienes cuando duermes, cuando vas al baño, cuando comes, al ir de compra, cuando lees y así interminablemente. Y no olvides las montañas de dinero que tendrás que gastar en vacunas, alimentos, ropa, pañales, escuela, libros, juguetes, etc…
Sin mucha ilusión, los hijos absorben el tiempo y el dinero de una forma salvaje y despiadada. Las cosas comienzan a mejorar (o no) a medida que crecen. Pero estas mejoras no son lineales mis “pequeños saltamontes”. O sea, las cosas no mejoran todas al mismo tiempo.
Por ejemplo, cuando por fin alcanzas la gloria de volver a dormir solo, ellos comienzan a levantarse más temprano. Tus planes de ponerte al día con las series, o de despertarte más tarde un sábado por la mañana, terminan cuando él pide, desparramado en el sofá y sin la menor de las preocupaciones, su biberón caliente para el desayuno a las 6 de la mañana.
Y sí, a veces llega a ser desesperante…
Muchas veces me pregunto, ¿cómo pueden existir personas que traen al mundo a 3, 4 o 7 hijos? De verdad, creo que todavía no adquiero ese poder. Sería necesario ser un maestro Multitareas Nivel 9000 para poder cuidar de tantos hijos. Y aquellos que se animan, siempre dicen que el segundo es absurdamente más fácil que el primero ¿será posible?
Bromas aparte, tener hijos es toda una experiencia (y, sí, requiere de mucho trabajo y dedicación). Es un viaje a lo desconocido. Ningún día es igual. Y lo más loco de todo es que cuando te alejas algunos días de ellos, las ganas de abandonar todo y regresar a su lado son inmensas.
Tener hijos te hace aprender que el amor es incondicional. Sí, suena a cliché, pero no importa. Tener un hijo es una de las mejores experiencias que puedes tener en toda tu vida.
Las fotos que acompañan a esta publicación pertenecen a la fotógrafa Danielle Guenther, que capturó esos maravillosos momentos entre una familia típica.
fuente:marcianosmx
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