Una madre quemó hoy viva y mató a su hija por casarse sin su permiso en Pakistán, en el segundo caso en dos semanas de lo que en este país se conoce como “crímenes de honor“, informó una fuente policial.
Zeenat Bibi, de 17 años, fue rociada con queroseno y quemada por su madre, Perveen Bibi, en su casa de la ciudad oriental de Lahore una semana después de que se casara sin el permiso familiar, dijo a Efe el portavoz policial del área, Matloob Hussain.
El portavoz explicó que la familia pidió a la víctima que regresase a la casa familiar tras fugarse con su marido para celebrar una ceremonia matrimonial y que fue entonces cuando la mataron.
Hassan Khan, marido de la fallecida, indicó a la Policía que vio cómo varios familiares la agarraban mientras la madre la rociaba con combustible y le prendía fuego.
“Ella no quería regresar con su familia porque temía que la matasen. Pero yo accedí después de que uno de sus tíos garantizó su seguridad. La dejé que fuese”, dijo Khan a la televisión paquistaní Geo.
Hace una semana, una profesora de 19 años fue torturada y quemada viva por un grupo de hombres tras rechazar una propuesta matrimonial del hijo del dueño de la escuela donde enseñaba en la ciudad de Murree, cercana a la capital.
La joven falleció a causa de las heridas el miércoles pasado, dos días después de la agresión, dijo a Efe el portavoz policial de Murree Mubashir Hussain Abbasi.
Los llamados “crímenes de honor” son muy habituales en el sur de Asia y suelen implicar a varones de una familia que vengan lo que consideran una afrenta que contraviene la conservadora moral familiar de las sociedades locales.
En 2015, 923 mujeres fueron víctimas de ese tipo de criminalidad en el país, según un informe de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), que advierte que esa cifra esconde una realidad aún mayor que queda fuera de los registros.
La comprometida cineasta Sharmeen Obaid Chinoy ganó este año su segundo Óscar por el corto documental “A Girl in the River: The Price of Forgiveness“, que cuenta la historia de una superviviente de uno de esos “crímenes de honor”.
El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, prometió la toma de medidas legislativas contra este tipo de delitos tras ver el documental, aunque todavía ha aprobado nuevas leyes al respecto.