La publicación cuenta con más de 40 mil 'retuits', conviertiendo a sus padres en la sensación de la web.
Emily Mosson sería una joven estadounidense como otras, si no fuera porque sus padres están empeñados en imitar cada selfie que comparte en sus redes sociales. Hace un par de días, la chica publicó en Twitter una serie de fotografías donde se ve a sus progenitores haciendo exactamente las mismas poses que ella cuando se toma fotos a lado de su novio. Hasta el momento, la publicación cuenta con más de 40 mil 'retuits', conviertiendo a sus padres en la sensación de la web.
¿Te parecería vergonzoso que tus padres te imitaran y fueses TT?
Los videos que se han recopilado hasta la fecha de los atentados a
las Torres Gemelas de Nueva York del 11 de septiembre de 2001 son, en
realidad, pocos si se comparan con la cantidad de imágenes que podrían
encontrarse hoy tras un hecho similar gracias, principalmente, a una
sola cosa: los smartphones. En 2001 ya había una gran cantidad de
usuarios de teléfonos celulares en Estados Unidos, pero todavía no se
contaba con los desarrollos tecnológicos que hicieron posible, sólo unos
años después, que estos dispositivos tuvieran integrada una cámara de
video.
Así, las imágenes caseras que se recopilan en decenas de
documentales y reportajes fueron tomadas con cámaras de video de cinta,
un dispositivo popular a finales de los 90 y principios del siglo 21,
pero que nunca logró una de las características que tienen los celulares
de hoy, que es que casi cualquier persona pueda tener una cámara de
video en su bolsillo. En 2001 ni siquiera había una gran
infraestructura de cámaras de seguridad en ciudades como Nueva York, por
lo que no hay imágenes, por ejemplo, de la ruta que siguieron los
aviones antes de estrellarse y las fotos que se tienen de los
terroristas son borrosas y confusas.
Asimismo, después de esa
mañana del 11 de septiembre de 2001, subirse a un avión o entrar a algún
lugar turístico de Estados Unidos o de las grandes capitales del mundo,
se convirtió en un verdadero martirio. Ese hecho también afectó a
industrias como las de los videojuegos, cuando se retiró del mercado el
Flight Simulator 2000 de Microsoft, el cual sirvió para que los
terroristas aprendieran a pilotear los aviones que secuestraron, o como
cuando se tuvo que interrumpir el desarrollo del título Max Payne de
PlayStation, ya que en el paisaje podían verse las Torres Gemelas.
En
el cine se detuvieron proyectos de películas que podían parecer
“violentas” y otras, como Spiderman, tuvieron que pasar por un proceso
de edición, ya que contenían escenas en las que se veían las Torres
Gemelas (de hecho en uno de los avances se veía cómo unos delincuentes
habían sido atrapados por el superhéroe en una telaraña que colgaba de
ambos edificios). Hasta la industria musical (que ya empezaba a
vivir los estragos de Napster) tuvo afectaciones, cuando canciones de
bandas como los Rolling Stones fueron prohibidas en varias estaciones de
radio o algunas bandas tuvieron que hacer cambios en sus repertorios,
como le pasó a The Strokes, que debieron pensar si incluían en su álbum
debut una canción llamada “New York City Cops”, que podía herir las
susceptibilidades de quienes veían a los policías neoyorkinos como
héroes tras el papel que jugaron las horas posteriores a los atentados.
Inclusive,
el 11 de septiembre de 2001 el internet a nivel mundial estuvo a punto
de colapsar, ya que millones de personas ingresaron a la red al mismo
tiempo, algo inédito hasta esos años en los que todavía no había redes
sociales y en los que la televisión se llevó la primicia porque era el
único medio que contaba con la capacidad de reacción para un momento
como ese. Pero, irónicamente, el 11 de septiembre también ayudó a
que la tecnología avanzara, como en técnicas para reconocimiento de
rostros o en sistemas que hoy ayudan a que puedas comprar un boleto de
avión por internet eligiendo tu lugar e imprimiendo desde casa tu pase
de abordar.
Además, por si no se habían dado cuenta, en los
efectos especiales de las películas de Hollywood ya se aprecian con
mejor detalle y realismo las destrucciones de los edificios cuando
llegan, por ejemplo, los extraterrestres que luchan contra los Avengers,
y en otros filmes puede verse que tras una explosión vuelan por los
aires papeles calcinados, una imagen estremecedora que se vio repetidas
veces el día de los atentados de Nueva York. Y así nos podemos
seguir con ejemplos aplicados a otras áreas, como la arquitectura, la
seguridad o hasta los mismos videojuegos.
El 11 de septiembre de
2001 cambió al mundo de una manera sumamente rápida, algo que ningún
otro acontecimiento ha podido lograr en la historia de la humanidad, y
aunque ahora lleva más horas subirse a un avión, también ayudó a que
puedas tener en la palma de tu mano algunos adelantos tecnológicos que
pueden ser usados en beneficio de las personas… al menos hasta que a una
mente criminal se le ocurra cómo hacer daño con éstos, tal y como lo
hizo un grupo de personas utilizando ese día aviones comerciales como
armas de destrucción.
En las declaraciones del estudiante, dijo que fue engañado con regalos y seducciones por parte de la mujer.
Amber Telford, una profesora de danza de 33 años, enfrenta una condena de 30 días en prisión más 150 horas de trabajos comunitarios por mantener relaciones sexuales con un joven de 17 años que por cierto, es hijo del investigador privado que descubrió su infidelidad. Residente de Taylorsville, en el estado
de Utah, Estados Unidos, la maestra sostuvo una relación con el muchacho
por un buen periodo de tiempo hasta que su esposo comenzó a sospechar y
contrató a un detective para que la siguiera en todo momento. Durante sus averiguaciones, el
investigador halló a Amber teniendo sexo en el estudio Colette Dancing
School, donde hacían las prácticas de baile, con nada más y nada menos
que su hijo. En las declaraciones del estudiante, dijo que fue engañado con regalos y seducciones por parte de la mujer.
Además, confesó que ella lo recogía de
la casa de su madre para llevarlo en su propio automóvil a un
estacionamiento de una iglesia, donde mantenían largas sesiones de sexo. El caso ha dado la vuelta al mundo y los
usuarios de redes sociales comentan lo sexy que es la profesora, quien
es exbailarina de los Utah Jazz, el principal equipo de basquet del estado y participó de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002, en Salt Lake City.
Liam Dutton, presentador de meteorología del Channel
4, pronunció el nombre de 58 palabras del pueblo galés
"Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwll-llantysiliogogogoch". !No es broma! En realidad existe este pueblo.
El meteorólogo Liam
Dutton no tuvo ningún problema en pronunciar el nombre más largo de una
ciudad en Europa.
La imagen del hombre del clima dio la vuelta al mundo al no trabarse su lengua al decir Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwll-llantysiliogogogoch, el lugar más caliente en Gales.
Esta comunidad alcanzó temperaturas de 21 grados Centígrados.
Dutton pronunció el nombre del lugar de
58 letras, que se había plasmado en el mapa de Reino Unido durante el
segmento del clima en Channel 4.
El presentador de 34
años de edad, con una década de experiencia, se negó a sucumbir al
miedo escénico y casi a la perfección mostró su experiencia oral.
El presentador que aprendió galés de joven fue consciente del atrevimiento.
Con una sutil sonrisa dijo:"Hoy tuvimos
un gran contraste de temperaturas en el Reino Unido, el este de
Inglaterra mantendrá cielos nublados, pero el sol saldrá en el noroeste
de Gales, en Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch,
con 21 grados Centígrados.
A pesar de años de experiencia él nunca había tenido que decir el nombre del pueblo al aire.
Antes de la emisión el presentador ya
había advertido a sus seguidores en Twitter sobre el contenido inusual
de su sección al decir: "Yo estoy a punto de decir
Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch en la TV".
Y los espectadores estuvieron impresionados con sus esfuerzos.
Liam Dutton estudió geografía en la Universidad de Gales en Swansea, ahora vive en Londres.
Anteriormente trabajó como meteorólogo de difusión en el Centro Meteorológico de la BBC en Londres.