Y seguimos con las asesinas en serie:
NOMBRE: Juana Barraza Samperio
PAÍS: México
FECHA DE NACIMIENTO: 27 de diciembre de 1958
FECHA DE FALLECIMIENTO: Actualmente viva
APODOS: La Mataviejitas; La Dama del Silencio
NÚMERO DE VÍCTIMAS: Aproximadamente 20
CARGOS JUDICIALES: Múltiples delitos de asesinato
CONDENA: 759 años y 17 días de cárcel
Juana Barraza Samperio vio la luz por primera vez a las 08:30 horas de
la mañana del 27 de diciembre del año 1958. El lugar que la vio nacer
fue el pueblo de Epazoyucan, en México.
Sus padres nunca se casaron y vivieron durante cinco años juntos, criando a la pequeña Juanita.
Lo que hemos comentado anteriormente sobre "criando" es un decir, y ahora entenderás el porqué. Desde pequeñita cuando tenía apenas 10 años, fue víctima de violaciones sexuales múltiples y abusos varios por parte de "personas" mayores de edad, y es que resulta que su madre (Justa Samperio),
era una borracha empedernida, pero con una situación económica muy
precaria, por lo que para poder sufragar el vicio del alcoholismo, no se
le ocurrió una mejor idea, que la de vender el cuerpo de su pequeña Juanita, para de este modo poder cubrir el gasto de consumo de cerveza masivo. La pequeña fue sometida a unas violaciones atroces, cada vez que Justa
se quedaba sin suministro para adquirir los botellines de cerveza.
Una vez más estamos ante el típico perfil de psicokiller, que en su
infancia las pasó canutas. Aunque como siempre decimos y siempre
mantendremos, nunca justificaremos los asesinatos cometidos por estos
monstruos, a pesar de que todos los actos tuvieran un origen, digámoslo
así, muy desagradable.
Con el paso de los años y a medida que Juana iba creciendo, una y otra
vez venían a su cabeza aquellas escenas horribles por las cuales pasó,
teniendo que mantener relaciones sexuales con hombres mayores y
malolientes, siendo tan solo una niña.
Esto le fue acarreando un trauma de proporciones dantescas, que sumado
al fallecimiento de su gran baluarte en la vida, su hijo de 24 años, el
cual murió vilmente apaleado en plena calle como si de un perro se
tratara, convirtieron su vida en un tormento por el cual buscó una
salida, pero la misma lógicamente fue la peor decisión que pudo tomar.
Pero antes de explicar su modus operandi, y sus atroces crímenes, vamos a hablar un poco más de la vida de nuestra protagonista de hoy en la web.
Ella nunca fue enfermera ni doctora ni nada parecido, aunque bien es
cierto que esto fue uno de sus grandes sueños cuando era una
adolescente, convertirse algún día en una popular enfermera. Dado su
interés en la materia, adquirió algunos interesantes conocimientos en
medicina. Paralelamente a este sueño, se buscó la vida en algo poco común para una mujer, como lo es el hecho de ser una
profesional de la lucha libre. Con el nombre de guerra de
"La Dama del Silencio", participó en algunos campeonatos importantes, sin ser nunca una luchadora reconocida a nivel nacional en México.
Tiempo después, dedicó su vida a vender por las calles palomitas de maíz.
Sin embargo Juana ya había echado el ojo a una particular devoción hacia la conocida en México como "La Santa Muerte", una popular figura que está presente en México, y que personifica la muerte y además se trata de un emblema de objeto de culto. De la noche a la mañana, Juana comenzó a asesinar, actos que duraron
desde entrados los años 90 hasta el año 2006, cuando fue detenida y
puesta a disposición judicial. Las autoridades mexicanas, se quedaron asombradas, al descubrir la
cantidad de tiempo que esta mujer llevaba actuando, sin ser descubierta,
algo que la convirtió sin duda en una de las asesinas más temidas de la historia de la crónica negra de México. Las más de 20 víctimas mortales que se calculan fallecieron a manos de
Juana, eran todas ellas ancianas. La mayoría de ellas estaban solas, en
el momento de los crímenes. Por eso precisamente, muchas mujeres de la
tercera edad, tienen ese auténtico pavor de quedarse solas en sus casas,
por miedo a que en algún momento algún ser como Juana Barraza, se adentre en sus domicilios para dar fin a sus vidas.
La forma de actuar que tenía esta tipa, era la de golpear con fuerza los cráneos de las ancianitas, o asestar cortes con objetos punzantes, o incluso en alguna ocasión la estrangulación directa.
A todas sus víctimas, les robaba las pertenencias que se
encontraban en sus respectivos domicilios, por lo que además de
disfrutar asesinando a esas pobres mujeres, tampoco iba a dejar pasar la
oportunidad de apropiarse de lo ajeno. Como particularidad de ella, siempre que asesinaba vestía de rojo, era como un ritual para ella, daba igual que fuese una camiseta de
tirantes roja, o un abrigo de dicho color, el caso era llevar el color
rojo como el dominante en su vestimenta, probablemente emulando el color
de la sangre de sus víctimas, las cuales se desangraban como cerdos,
ante su mirada perdida y carente de toda humanidad.
Por si fuera poco lo que Juana le hacía a las mujeres mayores, en algunos casos, se encontraron evidencias de abusos sexuales a los cadáveres, o antes de ser cadáveres, por lo que esta asesina actuaba sin ningún tipo de escrúpulos, y con un desprecio repugnante hacia la vida de estas mujeres de avanzada edad.
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Cortesía de Bellota |