¿Caminamos hacia una inevitable explosión de la burbuja de Internet?
En esta ocasión, no hablamos de las .com o los servicios de la Red como Google o Facebook, sino de Internet como infraestructura. El entramado de cables, ordenadores y antenas que permiten transmitir la información. ¿Estamos llegando al límite de Internet?
Acostumbramos a asociar la Red con lo virtual. Pero es muy real. Internet funciona gracias a un entramado de cables, y los cables tienen una capacidad finita. Por otro lado, transmitir información consume energía, un consumo mayor como más datos y a más velocidad se envíen.
Según Andrew Ellis, profesor de Comunicaciones Ópticas en la Universidad de Aston, la conexión a Internet de los británicos ya consume entre el 8 y el 15% de la energía del Reino Unido, equivalente a la producción de tres centrales nucleares. Pero este consumo se dobla cada cuatro años. A este ritmo, en el año 2035 Internet requerirá toda la energía que produce el Reino Unido, algo completamente inasumible.
"No podemos producir más energía extra, así que la única solución es restringir el acceso", asegura el profesor Ellis.
Su solución pasa por racionar el consumo de Internet, asignando un límite de datos mensual a cada conexión, o cobrar por el exceso de consumo, en cuyo caso Internet podría convertirse en un privilegio de las personas con mayor capacidad adquisitiva. De los ricos, vaya...
Pero existe otra alarma aún más acuciante. Los cables de fibra óptica por los que circula la información hasta las casas y las empresas están comenzando a llenarse. Cada vez se requieren más datos a más velocidad, y esos valores tienen un límite. Según Andrew Lord, experto de la operadora BT, los cables de fibra óptica alcanzarán su máxima capacidad en el año 2023. A partir de entonces, para mantener la demanda abría que añadir más cables adicionales a cada conexión, pero eso obligaría a modificar toda la infraestructura de Internet, y los usuarios tendría que pagar el coste extra de usar más de un cable, lo que conllevaría un aumento en las tarifas de Internet de al menos el 25 o el 30%. Por si fuera poco, el consumo de energía se duplicaría, acelerando el colapso energético del que hablábamos al principio de la noticia.
El problema es tan real que esta misma semana se ha convocado una reunión en la Royal Society británica, en donde expertos en telecomunicaciones buscarán soluciones para afrontar este inminente colapso de Internet.
Lo cierto es que no hace falta ser un experto para darse cuenta de que algo no cuadra en nuestro consumo de Internet. Las empresas y los negocios se trasladan a la Red, pero ésta tiene una capacidad finita. Las fotos y los vídeos han aumentando en tamaño y cantidad, gracias a los smartphones con resolución HD y los servicios de streaming. Una película o un juego ocupaban unos pocos megas hace unos años. Ahora ocupan docenas de gigas. Y mientras, el número de usuarios y los usos de Internet crecen año tras año. Todas estas cifras se duplican cada poco tiempo.
La amenaza es real, aunque los expertos no se ponen de acuerdo a la hora de decidir si el colapso ocurrirá dentro de veinte años, o de cincuenta.
Continuamente se trabaja en nuevas tecnologías para aumentar el caudal de Internet, y reducir el consumo energético. ¿Serán suficientes para evitar el colapso de Internet?