jueves, 20 de junio de 2013

Triller versión San Luis Piojosí


                                                                         Imotsotl !!


                                                  Cortesía de Alfonso Saco

El período Edo

"Competición de pedos", "Batalla de pedos" u originalmente "He-gassen" es el nombre de un rollo japonés perteneciente al período Edo (1603-1868), dibujado por un artista desconocido y con una temática que hoy en día nos puede parecer en extremo bizarra: hombres y mujeres expulsando flatulencias hacia gatos, caballos, paredes, edificios, otros hombres y otras mujeres, nadie se salva en esta peculiar "batalla".

Según la poca información que se encuentra disponible, este rollo fue creado debido a la excesiva influencia europea durante el período Edo. Al parecer, lo que los dibujos quieren expresar es a hombres occidentales siendo atacados y ridiculizados por parte de los japoneses.
El período Edo se caracterizó por una persecución constante a extranjeros y cristianos. A mediados del siglo XVII sólo China, la Compañía de las Indias Orientales y selectos grupos de comerciantes ingleses eran permitidos ingresar a sectores restringidos de Japón.

El país se situó en un relativo aislamiento hasta que los europeos y la Armada de los Estados Unidos lo obligaron a abrirse al resto del mundo en el siglo XIX.

En verdad no hay un único rollo existente, en los '90 una colección de ellos fue vendida por mil quinientos dólares a una famosa casa de subastas estadounidense.




Posted by Gato Limpio



El Anima de Sayula


Sayula



Y Arelitha baila... ¡ Así !

Aporte de Gato Feo 




El origen del manco


                                                            Vean como nació, el manco



Hagan caso omiso a esta foto, ando ebrio de nuevo.  u_u


Posted by Gato Limpio



Sobre el Amor Sagrado y el Amor Profano


Se cuentan historias de Amor sagrado como la que tuvo María la Virgen, no solamente por su Hijo Jesucristo. Y quizás podría diseccionársele partiendo de la base de que quizás el origen Divino de este amor tenga un ligero toque incestuoso al ser Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y Esposa del Espíritu Santo.  Amén de otros personajes bíblicos como Ana y Joaquín o Tobías y Sara (Matrimonios oficialmente bendecidos y autorizados por el mero Jefazo de Arriba).

Sin embargo se creé que bajo Evangelio Apócrifo, María de Magdala pudo haber intentado tener afectos y quereres con el buen Yisus. (De lo cual se desprende un guión para producir y sacar a la luz pública el tan sonado Código Da Vinci u otros Evangelios Apócrifos a lo largo de la Historia de la Humanidad).

Otro ejemplo es el romance entre Sansón y Dalila, en el cual el primero terminó chasqueado porque literalmente Dalila “le tomo el pelo” (por quedarse dormido, de ahí que Sansón valiera cheto más tarde).

O peor aún el de Adán y Eva (Del cual surgió polémica, porque se dice que lo que le dio como fruto Eva a través de la serpiente, no fue una manzana… sino ¡Una papaya y dos melones!... para así crear el primer coctel de fruta simple, junto con los dos kiwis y el plátano del susodicho).

Dentro de los Amores Profanos se pueden citar varios ejemplos como: Romeo y Julieta, (Que triunfaron aún después de la muerte); u otro casos memorables, tales figuran… Marco Antonio y Cleopatra, Tristán e Isolda, Robín Hood y Marian, Salinas y Rocha, Homero Simpson y Marge, Campanita y Peter Pan, Fox Mulder y Dana Scully, Dante y Beatriz… etcétera, etcétera.

Pero los que se llevaron las palmas fueron: El de Don Juan Tenorio y Doña Inés, y el de Don Quijote con Dulcinéa del Toboso. Tan singulares parejas se apostaron el todo por el todo, no importando que la contraparte fuera una monja mosca muerta o una labriega apestosa a ajo.

Juzguen ustedes mismos y hagan memoria para hacer mención de otras parejas afamadas del mundo mundial, y que se resalte que a pesar de mil peripecias y dificultades, el amor es motor, el amor todo lo vence (menos a las deudas y a la muerte). No importa ya sea Sagrado o profano, éste siempre prevalece.

                                                   Cortesía de la Enfermera Chikimami