El dios Calígula
En el año 40, Calígula dio un
paso más allá y se autodivinizó: se autoproclamó un dios-sol; aparecía vestido
como Hércules, Venus, Mercurio y Apolo; firmaba documentos públicos con el
nombre de Júpiter; se erigió dos templos en Roma y otro en la provincia
asiática de Mileto; usó el Templo de Cástor y Pólux como pórtico para su propio
palacio imperial; destruyó las estatuas de hombres ilustres que Augusto había
colocado en el Campo de Marte; desenterró al gran Alejandro Magno para quitarle
la coraza y usarla regularmente; prohibió toda estatua que no fuera la suya;
decapitó estatuas de dioses importantes y les reemplazó las cabezas con su
cabeza; se hizo adorar por el pueblo, instaurando su propio culto e imponiendo
la genuflexión (arrodillarse ante el emperador); en su culto, se hizo una
estatua de oro de sí mismo a tamaño natural, a la cual le cambiaba de roba
todos los días, poniéndole una prenda idéntica a la que usaba; impulsó a los
miembros de la alta sociedad a buscar ser sacerdotes de su culto para así
obtener privilegios o salvarse de males; hizo sacrificar muchísimos pavos
reales, gallos negros, faisanes y otros animales, todo para honrarse como dios;
invitó numerosas veces, siempre en plenilunio, a hacer el amor a la Diosa Luna;
conversó en muchas ocasiones de tú a tú con el gran Júpiter (equivalente de
Zeus), llegándole a decir “si no me elevas al cielo, haré que caigas al
infierno”; dijo que Júpiter le había pedido compartir su casa con él, y en base
a esa excusa conectó el Palacio del Capitolio con el templo de aquel gran dios;
intentó meter su estatua de dios (una versión de la estatua de Júpiter con sus
rasgos) en el Templo de Jerusalén, pero no pudo porque los judíos se levantaron
en armas; etcétera.
Por último, Suetonio cuenta que: ‹‹cierto
día se colocó por burla al lado de la estatua de Júpiter y preguntó al trágico
Apeles cuál de los dos le parecía más grande, y como vacilase en contestar, le
hizo azotar acto seguido, haciéndole notar entonces que tenía la voz agradable
y hermosa en las súplicas y hasta en los gemidos.››.
Muerte de Calígula
Se cuenta que antes de que
muriese, Calígula recibió algunas señales de que su final estaba por venir:
cuando iban a trasladar la estatua de Júpiter que estaba en Olimpia, dio tales
carcajadas al ver que la tocaban, que los obreros salieron corriendo y algunas
máquinas se cayeron; un tal Casio le dijo que recibió en sueños la orden de
sacrificar un toro (Calígula vendría a ser el toro) a Júpiter; cayó un rayo
sobre el Capitolio de Capua y otro en el Templo de Apolo Palatino, ambos en el
día de los idus de marzo; Sila, astrólogo consultado por él con cierta
frecuencia, le dijo que tendría una muerte próxima, violenta e inevitable; los
oráculos de Anzio le dijeron que se cuidase de Casio, y él reaccionó haciendo
ejecutar al procónsul Casio Longino, olvidando que el pretoriano Querea también
se llamaba así; soñó que estaba en el cielo, junto al trono de Júpiter, y que
el enorme dios le empujaba con el pulgar del pie derecho para hacerlo caer a la
Tierra; le cayó sangre de flamenco durante un sacrificio; el actor Mnester
representó el asesinato de Filipo de Macedonia.
Sobre su muerte, ésta fue un asesinato planeado
por tres hombres, liderado por Casio Querea y ejecutado por él y otros
pretorianos, aunque se sabe que muchos senadores, militares y otras personas
sabían, pero existía una actitud de complot y nadie habló porque todos querían
ver muerto al tirano sádico y demente. Así, se quedó en tenderle una emboscada
cuando saliese de los juegos palatinos a través de una galería subterránea, y
Casio Querea, que era un viejo pretoriano y conocía al emperador desde niño
(había sido un destacado oficial de Germánico), pidió ser el primero en
hundirle un puñal; ya que, como señala Suetonio: ‹‹Calígula insultaba sin
cesar su vejez y nunca le dirigía más que palabras ultrajantes, tratándole de
cobarde y afeminado; si se presentaba a pedirle la consigna, le contestaba
“Príapo” o “Venus”; si el tribuno se adelantaba a darle gracias por algo, él le
presentaba la mano a besar en forma y con movimientos obscenos.››.
De ese modo, cuando durante la mañana del 24 de
enero del año 41 Calígula salió de los juegos palatinos desplazándose
solitariamente por una galería subterránea, se encontró con Querea y éste le
pidió la contraseña (la galería subterránea era una salida secreta); pero,
antes de que terminara de responder, sintió el puñal de Querea clavándose con
saña entre su cuello y su clavícula. Aterrorizado, Calígula intentó correr
mientras Querea lo insultaba, pero Cornelio Sabino lo apuñaló, y después todos
y cada uno de los conjurados le hundieron sus armas de metal, atravesándolo
como treinta veces (entre todos) y dejándolo allí en el suelo, con las carnes
abiertas y la sangre manando por todas partes…
Cuando los guardaespaldas germánicos de Calígula
se percataron de lo sucedido, asesinaron a todos los conspiradores que
pudieron, así como también a senadores y civiles inocentes que estaban cerca en
aquel momento, o al menos esto cuenta Flavio Josefo. Sea cual sea la verdad
sobre esos detalles, los conspiradores sobrevivientes asesinaron a la esposa y
a la hija de Calígula: Cesonia, su esposa, fue apuñalada; entretanto, la
perversa niña fue estampada contra un muro, tan fuerte que se le reventó el
cráneo y sus sesos se esparcieron por el suelo. A Claudio, que habría de ser el
futuro emperador, también lo intentaron matar, pero escapó a tiempo. Para
acabar, Suetonio cuenta que: ‹‹Su cadáver fue llevado en secreto a los
jardines Lamianos, lo chamuscaron en una pira improvisada, y lo enterraron
luego cubriéndole con un poco de césped. Más adelante sus hermanas, vueltas del
destierro, lo hicieron exhumar, lo quemaron y dieron sepultura a sus cenizas.
Se asegura que hasta esta época aparecieron fantasmas a los guardias de
aquellos jardines, y por la noche, en la casa donde le asesinaron resonaban
espantosos ruidos. Su esposa Cesonia murió al mismo tiempo que él, asesinada
por un centurión; a su hija la estrellaron contra una pared.››
El 24 de enero del 41, Calígula fue asesinado por soldados de la Guardia Pretoriana. Muchos sabían del plan para matarlo, pero callaron por odio. |
Anexo: una lista de atrocidades y locuras
Además de todo lo contado, existen algunas
atrocidades cometidas por Calígula que vale la pena mencionar, ejemplos son las
siguientes:
- Comía o fornicaba mientras se realizaban ejecuciones o torturas.
- Bebía perlas disueltas en vinagre y ofrecía, en los banquetes, comida mezclada con oro.
- En los banquetes, solía levantarles el vestido a las esposas de los invitados, y cuando le gustaba mucho alguna, se la llevaba a un cuarto, tenía sexo con ella (lo quisiera o no la mujer) y después regresaba a la mesa y criticaba o elogiaba sexualmente a la dama abusada, contando todos los pormenores. También, cuando estaba con las esposas de sus invitados, solía deleitarse de la sumisión que le mostraban por temor, y besándoles o lamiéndoles el cuello les decía mientras las tomaba del cabello: “Una cabeza tan bella sería arrancada en cuanto yo lo ordenara”.
- A su última esposa, la paseaba desnuda en caballo, con escudo y espada, frente a los soldados.
- Algunas veces, tomó a las esposas de distinguidos miembros de la alta sociedad, gozándolas antes de que el marido lo hiciera.
- Abusó de hombres además de mujeres: por ejemplo, a Valerio Catulo le lastimó las costillas en una salvaje violación.
- Cuando inauguró el puente de Puzzoles, invitó a los que estaban en la orilla a reunirse con él, y después mandó a tirarlos al agua, haciéndoles dar golpes de remo a los que sobrevivían.
- Hizo castrar al gladiador Longino como castigo por tener un pene más grande que el suyo
- A veces, en vez de gladiadores, elegía padres de familia viejos o con deformidades, y los mandaba a combatir contra las fieras.
- Hizo cerrar graneros públicos para que el pueblo tenga hambre.
- Hacía quitar los toldos del Anfiteatro de Tauro para que a los espectadores les diera insolación.
- Alimentó a las fieras con criminales vivos para ahorrar dinero y divertirse.
- Por varios días, hizo azotar con cadenas a un encargado de los juegos y cacerías del circo, hasta que lo hizo ejecutar porque no soportaba el hedor de su cerebro podrido, puesto que el pobre hombre seguía vivo con el cerebro expuesto y parcialmente descompuesto.
- Cuando mandaba a ejecutar, pedía al verdugo que hiciese sentir la muerte al ejecutado: “Hiérelo de tal modo que él sienta morir”, dijo en cierta ocasión a un verdugo.