Los cargos anunciados el jueves por el Departamento de Justicia identifican a los intrusos vinculados con Teherán cuya infiltración causó perturbaciones en el sistema financiero. Es la primera vez que el FBI vincula un gobierno extranjero a intrusiones en el sistema de computación estadounidense que controla infraestructura crítica.
Ninguno de los individuos está preso en Estados Unidos y no está claro si serán arrestados alguna vez o si la formulación de cargos penales en ausencia es efectiva contra esos delitos. Nombrar públicamente a los acusados y vincularlos con gobiernos extranjeros es una táctica aplicada por el Departamento de Justicia desde 2012.
Se acusa a los ciberintrusos de haber infectado miles de computadoras personales con virus para crear una red de computadoras que atosiguen los servidores de instituciones. Los blancos incluyeron el Bank of America, la NASDAQ y la bolsa de valores de Nueva York.
"Los ataques fueron implacables, sistemáticos y extendidos", afirmó la secretaria de justicia Loretta Lynch. "Amenazaron nuestro bienestar económico y nuestra capacidad para competir de manera justa en el mercado global". Agregó que también afectaban la seguridad nacional.
A uno de ellos se le acusa de acceder reiteradamente al sistema de control de la Represa de Bowman Avenue, una estructura en Rye Brook, a 32 kilómetros (20 millas) al norte de la ciudad de Nueva York.
Las autoridades calificaron las intrusiones como "una frontera inquietante del ciberdelito" y dijeron que el intruso pudo haber controlado digitalmente la represa e inundado partes de la ciudad de Rye, si las esclusas no hubiesen estado desconectadas en ese momento para mantenimiento. El intruso recabó información sobre las operaciones de la represa.
Aunque el ataque no causó daños, un funcionario dijo que el intruso obtuvo informaciones sobre el sistema de computación que podría utilizarse en otras represas. Los sistemas como ese son considerados vitales para industrias modernas como transporte, energía, petróleo, gas y manufactura.