miércoles, 9 de octubre de 2013

Botana indígena arrasa!


 Gusanos, huevos de mosquitos, chinches y otros manjares de la antigua Tenochtitlán recobran su lugar en México como ingredientes estrella de restaurantes de todos niveles, que apuestan a conquistar paladares renuentes a bichos que se arrastren o tengan diminutas antenas.
"Hay un 'boom' de insectos. Los lujosos escamoles -huevos de hormiga que alcanzan los 100 dólares por kilo- se acaban de inmediato", pero las chinches (vegetarianas) "aún causan mucho impacto cuando se sirven vivas porque es así como saben mejor", comenta a la AFP Daniel Ovadía, el chef del exclusivo restaurante Paxia en Ciudad de México.
Los azotadores -gusanos con un pelaje tupido y aterradoramente negro- también forman parte del menú, añade Ovadía, que presenta sus platos de forma que el comensal rememore los paisajes donde viven los insectos.
"Estamos viviendo una nostalgia por volver al pasado" y algunos cocineros intentan aprovechar esa tendencia "revalorando la tierra, dándole al cliente un pedacito" de las entrañas de México, explica.

"Todo lo que camine, vuele o se arrastre va a la cazuela"

Otro representante de la comida prehispánica, que fue relegada durante siglos al olvido tras la conquista española, es el restaurante Chon, pionero en el ramo desde hace cuatro décadas y sobreviviente de otra invasión, la de la comida chatarra.
El menú de Chon, situado en el popular barrio La Merced, incluía años atrás carne de león pero, debido a que la comercialización de esa carne se prohibió, fue sustituida por la de cocodrilo.
Mientras prepara una tortilla de huevo de gallina y huevos de mosquito, con sabor similar al camarón pero más intenso, el chef Fortino Rojas explica su filosofía: "Todo lo que camine, vuele o se arrastre va a la cazuela".
Solemne, invita a degustar esos alimentos "antes de que sus hábitats se pierdan por el daño al medio ambiente".
Una de sus creaciones consiste en escamoles, que denomina "el caviar mexicano", con pétalos de crisantemos bañados con salsa de mango.
Para "contribuir" al reconocimiento en ascenso de la comida con insectos, predilectos de emperadores aztecas, Pedro Hernández inauguró en junio un pequeño restaurante al lado de una tienda donde vende chinches, grandes y carnosos gusanos de maguey -planta con la que se elabora el tequila- y crujientes chapulines (saltamontes) que se comen asados con ajo y aceite de oliva o limón y algo de picante.
En "La cocinita de San Juan", situada a un lado del capitalino mercado de San Juan -famoso por su extraordinaria variedad de productos- los clientes pueden "probar, ya cocinado, lo que les da curiosidad, comprar el animalito crudo y llevarse la receta", dice Hernández.
"Saben como a carne, sí están ricos", expresa sonriente Nicole Olivares, estudiante de medicina, al probar por primera vez un sope -oblea de maíz muy popular en México por su bajo costo- con gusanos de maguey fritos.
El paladar mexicano se "occidentalizó" haciendo a un lado estos ingredientes que "además de suculentos, son muy nutritivos", prosigue su acompañante, Miguel Díaz, profesor de preparatoria.
"Toda la temporada de lluvias venimos a comprarlos, no nos los perdemos", dice Margarita Martín, un ama de casa que compraba medio kilo de gusanos rosados de maguey vivos en un puesto del mercado San Juan.

ocai

LA MONJA DEL VASO




Cuenta la leyenda que hubo una mujer a la que sus padres forzaron para tomar los votos, por esta razón, ella no realizaba de buena gana todas sus tareas al convertirse en monja. Las Hermanas de la Caridad, orden a la que pertenecían eran las encargadas del hospital de San Juan de Dios, de la ciudad de San José, Costa Rica, y ella especialmente cuidaba y daba consuelo a todos aquellos que estaban desahuciados. Pero, su trato para con los pacientes era malo, tardaba demasiado para cumplir su deber, y los pacientes pasaban sus últimos días rogando por su ayuda. Hubo una vez, que un moribundo le rogó agua para aliviar el sufrimiento de sus últimos momentos, pero la monja se la negó.
Una versión cuenta que aquel hombre era Jesucristo, quien quería probar la dureza de corazón de la monja; otras variantes simplemente afirman que se trataba de un pobre ser humano en sus últimos momentos. Sea como fuere, el caso es que el hombre murió poco después, y la monja se quedó con tan fuertes remordimientos, que la llevaron a la muerte de forma repentina sin haber tenido tiempo de arrepentirse.

Desde entonces se dice que una mujer con vestidura de monja aparece en el pabellón de los enfermos más graves en el hospital de San Juan de Dios llevando un vaso de agua en sus manos. La aparición se pasea por los corredores que comunican las habitaciones de los enfermos ofreciendo el vaso, lo cual causa terror a muchos. Pero aquellos que aceptan su ofrecimiento, llevan con él la recompensa de una pronta mejoría.

Al parecer, el alma de la monja pena para que todos sus errores en vida sean perdonados en la muerte y su espíritu pueda ascender al lugar donde pertenece.




Pole Dance Masculino

El pole dance es un baile-deporte mayoritariamente femenino, pero cada vez más hombres se animan a instruirse en este deporte y prueba de ello son los diversos campeonatos que se celebran específicamente para hombres.

Hoy en día, el baile del tubo es un deporte totalmente aceptado en la mayoría de países y cuenta con un incontable número de seguidores, aunque es cierto que durante muchos años ha estado completamente estigmatizado por sus orígenes turbios y cabareteros.

En el caso de la práctica masculina en ocasiones la mala fama aumenta, siendo los gimnastas en ocasiones objeto de burla por parte de quienes no entienden que el Pole Dance no solo es un deporte reconocido, sino un arte en toda regla que puede ser practicado por personas de ambos sexos.


Este post esta dedicado a las damitas del blog, hombres no vean el video, solo enfóquense en la imagen:

Anastasia Skukhtorova - Campeona mundial de Pole Dance


Cerebro de genios

Aunque, por supuesto, escuchar a Mozart es casi una experiencia sobrenatural, el mito de que escuchar música clásica te vuelve más inteligente es falso. El mito sobre que hacerlo puede aumentar tus capacidades intelectuales (lo que se llama “el efecto Mozart”) surgió en el año 1990, cuando un experimento sugirió que los estudiantes que escuchaban a Mozart mientras estudiaban y hasta 10 minutos antes de una prueba, conseguían mejores calificaciones. Todo tipo de productos, desde libros a discos compactos sobre el tema se lanzaron al mercado, pero lo cierto es que ninguna otra prueba se llevó a cabo, el hecho parece funcionar pero sólo en determinadas partes del cerebro. Funciona con zonas referidas al rendimiento de ciertas áreas temporales, lo cual es diferente a decir que te vuelves más inteligente.
El cerebro está repleto de arrugas que le dan el aspecto de una nuez y a menudo se dice que esas arrugas son el resultado de nuevos conocimientos que se adquieren para que así, el órgano se pueda compactar y dejar más lugar, pero esto tampoco es cierto. Cuando somos engendrados, nuestro cerebro no está arrugado pero conforme el feto se va desarrollando y crece, el cerebro le acompaña. Ahí es cuando se arruga y en él se forman surcos y circunvoluciones, pero una vez se formaron y está listo nuestro glorioso órgano (a las 40 semanas), ya nunca cambian, esas marcas le acompañan a uno de por vida. El cerebro cambia su forma a medida que aprendemos y que tenemos nuevos recuerdos (plasticidad cerebral), pero ya no se arruga nunca más.
Falso. El cerebro no es completamente gris como se lo muestra en la televisión, también tiene tintes blancos, rojos y en ocasiones, negros. La gente se refiere a menudo al cerebro y le da un color grisáceo, por ejemplo, el detective Poirot de las historias de la famosa escritora británica Agatha Christie, quien siempre habló de las “pequeñas células grises” en alusión a lamateria gris del cerebro. Las historias de misterio de la señora Agatha son sensacionales, pero lo cierto es que la materia gris, que está en el cerebro y en la médula espinal, no es la única de color allí. El cerebro también tiene materia blanca, con fibras nerviosas que la conectan a la gris, sangre, que le da un tono rojizo y la llamada “substantia nigra” que en latín (sí, claro, adivinaste) significa “sustancia negra”. Ésta sustancia es negra porque contiene neuromelanina, que le da pigmentos a la piel, el cabello y demás, todo eso le da diferentes tonos al cerebro.
¡Ay si! ¡Ay si! El gobierno, las corporaciones y los medios están diciéndome qué hacer y qué comprar con mensajes subliminales...no, si eres un tonto, es tu culpa. Los mensajes subliminales existen, son una palabra, una frase o incluso una imagen que se incrusta en otras imágenes o en sonidos para que entren al subconsciente e influyan en nuestro comportamiento. En 1957, Vicary, un investigador de mercado, aseguró utilizar este método y lo llamó “mensajes subliminales”, colocó un mensaje en una propaganda en 1/3000 th de segundo y las cifras parecían demostrar que daba resultado, por lo cual se prohibió en muchísimas partes. Lo cierto es que años después se descubrió que en realidad Vicary había mentido y que nada de esto era cierto. El célebre y patético caso en el que juzgaron a los gigantes del metal de Judas Priest volvió a hacer resurgir la cuestión, pero el juez determinó que no existía prueba científica alguna capaz de demostrar que lo que los padres de los niños suicidas decían era cierto.
¡Y lo hiciste otra vez humano egoísta! Déjame decirte algo: no, tu cerebro no es exáctamente el más grande que existe. Aunque los científicos no se ponen de acuerdo al 100% sobre cuál es la definición única de lo que hace que una persona sea inteligente, sí están todos de acuerdo en que los seres humanos son los seres más inteligentes del planeta. Bien, pero con la idea de que “cuanto más grande, mejor”, que tanto le gusta a nuestras sociedades, entonces, no les resulta muy difícil razonar que los seres humanos deben tener los cerebros más grandes entre todos los animales. Pero no, no exactamente. El cerebro promedio humano tiene un peso de 1.360 kg., exáctamente igual al de los delfines, por otro lado, los cachalotes (considerados para nada inteligentes) tienen un cerebro que en promedio pesa 7.800 kg. Mientras que el cerebro de un animal tan inteligente como el de un orangután no pesa más de 370 grs. y el del un ave como el gorrión apenas 1 gr.. Las relaciones de tamaño existen, claro, somos la especie más inteligente, si, pero no tenemos el cerebro más grande.
La escena me encanta. Ya sabes, colocan al tipo maniatado en la guillotina, bajan el frío y filoso acero de golpe y ¡pam! Cae la cabeza, que sigue parpadeando y mirando a su alrededor unos cuantos segundos más como desesperado, aún con vida, aún pensante. El concepto se desarrolló durante la Revolución Francesa, cuando varios perdieron la cabeza en la guillotina. Según se relataba en las historias, Charlotte Corday fue enviada a la guillotina después de asesinar a Marat en 1793, pero cuando su cabeza se desprendió del cuerpo y hasta 30 segundos después de rodar por el suelo, cuando el verdugo tocó su mejilla, los ojos desorbitados de la mujer se lanzaron hacia él y su rostro entero tomó horribles rasgos de resignación. Muchas otras historias similares se conocen, pero lo cierto es que ésto no ocurre, en realidad son espasmos musculares, inconscientes y para nada deliberados. Pero hay algo de verdad en el mito y hoy los expertos aseguran que el cerebro entra en estado de inconsciencia 3 segundos después de desprenderse del cuerpo.
Aún no se sabe realmente qué cosas puede llegar a provocar el consumo de determinadas drogas en el cerebro. Ya vimos lo que pasa con la marihuanay ya vimos cuánto se encabrona todo con las sales de baño que te convierten en zombie y sin dudas queda mucho por saber, lo cierto es que por más drogadicto que seas, un agujero en el cerebro no vas a tener. Los científicos han aclarado la cuestión señalando que lo único que puede provocar un agujero en el cerebro es un impacto físico.
Éste es probablemente el mito más popular sobre el cerebro, pero también es falso. Es un mito bien antiguo, se remonta casi hasta el 1900, pero hoy ya ha pasado el tiempo suficiente como para dejarlo de repetir como loros. Los científicos aseguran que el cerebro humano se encuentra trabajando las 24 horas del día y durante toda nuestra vida. Que nuestro cerebro pueda desactivar determinadas zonas cuando así lo necesite y que pueda llegar a funcionar con apenas un 10% de éste activo no significa que no pueda usar más que eso. Podemos usar y mejor dicho, usamos más del 10% del cerebro la mayor parte del tiempo, así que deja de lado todos esos libritos de autoayuda de porquería que despiertan el otro 90% y bla, bla, bla...

Cortesía de Mayra Cienfuegos