miércoles, 20 de mayo de 2015

La biblia por PDF

Ahora es tiempo de oración por los teléfonos, para que sólo reciban noticias de victoria, noticias dulces y agradables", dijo el pastor Daniel Gloria. El pastor carismático, Daniel Gloria, realizó una oración durante un culto para que los teléfonos celulares sean portadores únicamente de buenas noticias. Luego de colocar los teléfonos de los asistentes en una mesa central, mencionó que: "Ahora es tiempo de oración por los teléfonos, para que sólo reciban noticias de victoria, noticias dulces y agradables".

Según Gloria, los mensajes positivos llegarán a los teléfonos bendecidos a través de WhatsApp. Además, aseguró que tras la oración, todas las noticias que reciban serán buenas, de oportunidades laborales, buena salud, felicidad y visctorias con sabor a miel. 

"He reprendido reprendo toda mala noticia y mensajes contrarios", señaló.

¿Cómo se saluda la gente en el resto del mundo?

El gesto más utilizado es el apretón de manos, pero existen muchos países que tienen sus propias costumbres y éste sólo lo usan para los extranjeros.
Besos, abrazos y apretones de manos son las maneras más comunes de saludar a un familiar, amigo o conocido; sin embargo, no siempre han sido los mismos gestos los que se han utilizado para expresar gratitud al ver a una persona.

A lo largo de la historia, las formas de saludar han ido cambiando y evolucionando junto con el hombre y sus costumbres. Sin duda, saludar a las personas es algo que hacemos todos los días pero, ¿qué pasaría si nuestras maneras de saludar fueran diferentes?

Hay quien dice un hola agitando la mano, con un beso en la mejilla, una palmada en la espalda o un fuerte apretón de manos son las típicas expresiones para saludar a alguien, sin embargo, otras culturas tienen peculiares formas de hacerlo; y es que, por ejemplo, en el Tíbet, sacar la lengua es la forma en la que se saludan, pero ¿por qué?

Reverencias japonesas
En Japón, se acostumbra saludar no con un beso ni con un apretón de manos, sino más bien con una reverencia. La inclinación de las reverencias, deben de ser conforme al respeto debido; además, también se utilizan para despedirse o como muestra de agradecimiento.



Hongi Neozelandés
Mejor conocido como “Saludo de esquimal”, éste es el saludo tradicional de las tribus de Nueva Zelanda. Según sus creencias, una vez que se recibe este saludo, se convierte en miembro de dicha tribu debido al intercambio de aliento vital de quienes se saludan.


Saludo de Scouts
Los Scouts tienen un saludo muy propio y común en todo el mundo, se trata de una seña al estilo militar pero con la mano izquierda, pues ellos consideran, es la mano más pura y cercana al corazón. Para hacerlo solo se debe poner el dedo pulgar sobre el meñique y alzar los otros 3 dedos.



Saludo deportivo
Extender la mano es el saludo típico de la gran mayoría de los deportes y tiene su origen en la Edad Media, ya que se utilizaba como muestra de no llevar armas. Interesante ¿no?



Beso en la mano
¿Sabías que un beso en la mano es signo de reconocimiento de autoridad? Este tipo de saludo tiene su origen en la Edad Media, cuando se saludaba a los Señores Feudales besando el anillo que portaban, el cual era símbolo de poder. Actualmente se utiliza en religiones y como muestra de caballerosidad.



Palmas de las manos juntas
En la India, es muy popular el famoso “Namaste”, un saludo que representa respeto y veneración; se lleva a cabo con las palmas de las manos juntas pegadas una contra la otra, a la altura del pecho debajo de la barbilla, mientras se pronuncia la palabra.



Hada mongola
En Mongolia, los habitantes suelen saludar a sus invitados de una manera muy peculiar, y es que en lugar de hacerlo con un beso o apretón de manos, los mongoles optan por darles una tira de seda o algodón que se conoce precisamente como “hada”. Una forma bastante curiosa de saludar a alguien.



Sacar la lengua en el Tibet
Esta tradición tibetana, que supone una muestra de respeto, comenzó como una manera de demostrar a los demás que no eran la reencarnación de un temible rey que se creía que tenía la lengua negra, según informa el portal Circoviral.com.



Escupir para saludar a un Masái
La tribu Masái se encuentra en Kenia meridional y Tanzania, cuentan con una religión y cultura propias, de las cuales se desprende su peculiar forma de saludarse, y es que ellos se dicen “hola” mientras se escupen unos a otros.



Beso de nariz
En Omán, los varones se suelen saludar presionando sus narices, una con otra, de manera que sus bocas quedan muy juntas; un saludo muy extraño ¿cierto? Pues a eso hay que aumentarle que no se hace solo una vez, sino que se debe repetir un par de veces.



El extraño saludo de los Ngá

En África al norte de Malawi existe una tribu, se llaman los “Ngá” y ellos tiene una forma muy peculiar de saludarse, sin pudor alguno se sacuden su miembro viril, es decir quien va a saludar sacude el pene del contrario y viceversa para responder el saludo, para ellos es como darse la mano.
De este modo dos sacudidas es un “Hola” normal y corriente, pero tres denota un mayor grado de aprecio, Pero cuidado por que ya cuatro sacudidas puede verse como una expresión homosexual.

Las mujeres consecuentemente lo hacen lo mismo pero apretándose los pechos.
Cosas de las diferencias culturales, algo normal para ellos sería bastante vulgar para nosotros.

Batman muerto por un gato






El gato Fedor logró atrapar al intruso en el aire y con sus propias patitas.

México.- Un video que se ha hecho viral en Internet muestra el momento en que el gato Fedor atrapa a un murciélago en pleno vuelo y con sus propias patitas. En el mismo, puede verse cómo el felino salta de manera espectacular para darle un alto al intruso que había invadido la casa de su humano, quien celebró la hazaña y luego subió subió el video a la red social Youtube, con la siguiente leyenda:

"Esta no fue una noche ordinaria. Esta noche mi gato y yo luchamos una batalla épica con un murciélago. Bueno, Fedor hizo casi todo el trabajo, yo básicamente me pasmé por el miedo".


Cerebro electoral

Los electrodos conectados al cerebro no mienten: un televisor, un botón y un gorro con sensores que transmiten la actividad eléctrica hacia una computadora son suficientes para identificar las regiones cerebrales que se activan cuando un individuo recibe un mensaje político. “No hay posibilidad de mentir”, asegura el neurofisiólogo clínico Jaime Romano.
cerebro
Las mediciones neurológicas permiten saber exactamente qué piensa la gente, sin dar margen a que se mienta. Una persona que se diga liberal seguramente tendrá reacciones cerebrales que coincidan con su postura política… o no: hay quienes presionan su discurso para mostrarse más liberales de lo que realmente son, y aquellos que se autodenominan conservadores, quizá no lo sean tanto.
Como director de Neuromarketing, el Dr. Romano acepta usar la tecnología que su empresa aplica al análisis de funciones mentales vinculadas con la intención de compra o la toma de decisiones, a una muestra representativa de mexicanos. Titulado “El cerebro político del mexicano“, el objetivo del estudio será conocer la respuesta neuronal de votantes ante dos spots televisivos del Instituto Federal Electoral que invitan a votar en las próximas elecciones del 1 de julio.

El voto se siente.

Nicolas Sarkozy
El estudio de Kanai propone que los conservadores, en donde domina el tamaño de la amígdala, son más sensibles al miedo. Nicolás Sarkozy usó una unidad de investigación de neuropoütica para el impacto de sus iniciativas.
La neuropolítica va más allá de los estudios de intención de voto que por años ocupó a la psicología, la sociología y la ciencia política. Hoy, la posibilidad de escanear el encéfalo y seguir la trayectoria neuronal de una señal desde que se escucha o se ve algo, e identificar hasta dónde llega esa información, permite conocer qué regiones se activan frente a una decisión política.
Como resultado de la evolución, el cerebro tiene tres niveles que funcionan interconectados: el reptiliano o instintivo, formado hace 500 millones de años donde se organiza el comportamiento rutinario; el límbico o emocional, donde se activan el miedo, el aprendizaje y los llamados reflejos viscerales o emociones, y por último, el córtex o cerebro pensante, que es la parte más evolucionada del cerebro humano. Las preferencias políticas pasan por los tres…
Barack Obama
Los liberales, sin embargo, tienen una corteza cingulada anterior de mayor tamaño que les permite ser más tolerantes a la incertidumbre y el conflicto. Barack Obama se ha referido al “lado reptiliano” del cerebro como la fuente de prejuicios que condicionan al electorado.
El voto, sin embargo, es más parecido a una superstición, explica César Monroy, director de Investigación y Desarrollo de Neuromarketing, especialista en psicología y neurociencias. La psicología electoral llegó a sospechar que se elegía a un candidato por la situación de bienestar que este proyectaba por medio del lenguaje no verbal y de los valores que conectaban con el votante. En los años ochenta, las neurociencias comprobaron que el voto no era una decisión racional, fría y calculada, sino una decisión heurística, basada en métodos no rigurosos como el tanteo o las reglas empíricas. Ante las urnas, el votante evoca recuerdos, miedos, temores y satisfacciones; la aparente decisión “racional” de cruzar una boleta, en realidad solo refleja un sentimiento de aversión o aprecio por un candidato. Más fácil, dice Monroy: “Cada quien actúa como le ha ido en la feria“. Es una elección que se alimenta de creencias que pueden ser ciertas o no. Al igual que en las supersticiones, estas tienen un peso simbólico que sustenta decisiones concretas, a pesar de la irrealidad o falsedad de esas convicciones.
El voto se ejerce desde los valores morales guardados en los “marcos” o metáforas que los circuitos neuronales de cada individuo han construido. Cuando los hechos no encajan en esos marcos, se ignoran a nivel inconsciente. Esto explica por qué hechos concretos –como descubrir que los políticos mienten o son ignorantes y corruptos– no modifica la intención de voto. En su ensayo “Neurociencias y democracia“, el consultor español de neurociencias aplicadas Néstor Braidot señala que los registros emocionales son más importantes que el escrutinio racional de las propuestas políticas de los candidatos. Monroy agrega que estas asociaciones inconscientes basadas en experiencias son conexiones incluso más veloces que el análisis consciente de una información, pues el cerebro racional tarda en promedio cinco días en procesar datos nuevos. “Esto es muchísimo tiempo”, subraya. Especialmente si se compara con los 300 milisegundos que tarda el cerebro en procesar una idea acorde con sus creencias o no.

Liberales versus conservadores.

En la última década, las neurociencias comenzaron a desentrañar si las inclinaciones políticas tenían un componente biológico, y todo indica que así es. Monroy explica que los encéfalos de las personas conservadoras registran mayor actividad en la corteza cingulada anterior; en cambio, los liberales presentan mayor actividad en la amígdala, una región ligada al sistema de recompensa.
La actividad de la corteza cingulada anterior, relacionada a la alteración de respuestas habituales, es más sensible a lo diferente. Las personas conservadoras, con rutinas, de reacciones automáticas, tienen mayor actividad en esa región ante un hecho liberal. En las personas liberales, esa región no se activa al detectar iniciativas como la legislación del aborto o los matrimonios homosexuales, mientras que en los conservadores se enciende como si fuera una especie de alarma.
Por otro lado, la actividad en la amígdala frente a una decisión política es equivalente a tener hambre, que provoca la búsqueda de alimento para saciar esa necesidad. Al parecer, el cerebro liberal activa esa región al votar, pues espera satisfacer su necesidad de encontrar la mejor representación de gobierno. En cambio, un votante conservador no necesita activarla: sabe que votará por aquello que no alterará sus convicciones.
La diferencia entre que un conservador registre mayor actividad en la región ACC y un liberal lo haga en la amígdala parece estar relacionado con el tamaño o el volumen que tienen estas zonas en cada persona, de acuerdo con la investigación que publicó en 2011 Ryota Kanai, del University College de Londres. Resulta que las personas que se definen como conservadoras y que utilizan más la corteza cingulada anterior, tienen una amígdala más voluminosa, que es la región del cerebro más utilizada por los progresistas, que en cambio tienen la corteza cingulada anterior más desarrollada. Esa diferencia fisiológica provoca que las reacciones de los conservadores sean más emocionales e influenciadas por el sistema límbico, mientras que los liberales tenderán a ser más analíticos por el dominio de la corteza.
En entrevista vía correo electrónico, Kanai señala: “La escala liberal o conservadora es determinada por el balance entre la ACC y la amígdala. Si ambas regiones son más grandes, entonces la persona se considerará de centro. Igual ocurrirá si ambas áreas cerebrales son pequeñas, esas personas también se identificarán con posiciones políticas neutrales“.
Aunque sus resultados aún están bajo el escrutinio de la comunidad científica, él y su equipo también descubrieron que la ínsula anterior -vinculada con la experiencia del dolor y emociones básicas como odio, tristeza, miedo y disgusto- resultó ser más grande entre los conservadores, lo que podría relacionarse con la poca tolerancia de estas personas a las sensaciones desagradables. “Con una muestra más grande podríamos encontrar regiones relacionadas de manera más sutil, pero sistemática, con la orientación política“, agrega, aludiendo a que su investigación se realizó solamente en jóvenes.

Más rápido que el ojo.

graficas resultados

El estudio “El cerebro político del mexicano” fue diseñado por Monroy para identificar si el encéfalo conservador o liberal es congruente con la ideología que cada voluntario manifiesta. Para ello se seleccionaron dos spots del IFE, uno de corte liberal y otro de tendencia conservadora, calificados así según una escala psicométrica, de acuerdo con los valores que transmiten y el tipo de personas que son representadas.
En la pantalla del televisor se ve el primer anuncio, que en 30 segundos escenifica la discusión de tres jóvenes sobre las ventajas y desventajas de abstenerse de votar. Luego se ve una secuencia de imágenes fijas seleccionadas del anuncio que, de acuerdo con Monroy, proyectan de manera más representativa un mensaje liberal, como es el caso de dos mujeres jóvenes discutiendo apasionadamente con un hombre. Apretando un botón, el espectador debe escoger aquellas que le causen mayor empatia para votar.
Al terminar aparece el segundo spot del IFE, que muestra la conversación entre una joven y su abuelo, quien explica el valor del voto como un derecho ganado para las mujeres. Nuevamente, el voluntario debe elegir las imágenes fijas con las que simpatiza y que fueron seleccionadas de acuerdo con un ángulo conservador, como un abuelo conversando dulcemente con la nieta que lo escucha con respeto.
El registro electroencefalográfico que se realiza durante el estudio mide la actividad tanto de la corteza cingulada anterior como de la amígdala ante la exposición de las imágenes. Tanto liberales como conservadores procesan la información de la misma forma, a la misma velocidad y con la misma facilidad, cuando se les presentan propuestas que contravienen sus creencias. Si a un conservador se le pregunta sobre la eutanasia, o a un liberal se le pide su opinión sobre los gastos de gobierno ante una visita papal, ambos cerebros tardarán entre 200 y 250 milisegundos en detectar que estas propuestas amenazan sus convicciones. “Esa velocidad de respuesta indica que se trata de decisiones que se toman en la parte del cerebro más automático“, comenta Monroy. “La gente ni siquiera es consciente de qué tan rápido su cerebro detecta temas que contravienen sus propias creencias“.
boton muestras
Los resultados del estudio fueron “sorprendentes”, a decir del mismo Monroy, pues se observó una tendencia sorpresiva en los pri-movotantes de un estilo de pensamiento conservador mayor al esperado y al que los participantes autorreportaron. Los jóvenes presentaron además una respuesta emocional más intensa en la propaganda conservadora en comparación con la liberal. “Es una creencia popular que los radicalismos sociales y el inconformismo ante las instituciones son cualidades de los votantes jóvenes“, contrasta el especialista. La población adulta, en cambio, resultó ser muy consistente entre la tendencia que promulgaba y su respuesta cerebral, notándose una fuerte aceptación de propuestas liberales. Finalmente, los votantes de tercera edad resultaron ser altamente conservadores, tal como otros estudios han demostrado.
El hallazgo del estudio de Neuromarketing se sostiene en la rapidez con la que los voluntarios hicieron sus selecciones: cuando una imagen se elige en menos de 300 milisegundos, significa que está respondiendo la parte del cerebro más automática; si al voluntario le toma más tiempo, significa que está contestando lo que cree que debe de contestar y no lo que realmente cree. Esto es lo que ocurrió con algunos voluntarios que seleccionaron imágenes fijas de corte liberal o conservador, pero les tomó más de 800 milisegundos presionar el botón. “El cerebro es más rápido que nuestras acciones o incluso que nuestros pensamientos“, dice Monroy “Para que nosotros digamos una idea y plasmemos una postura política toma de 1,800 a 2,600 milisegundos. En esa diferencia de tiempo: el individuo detecta lo que va en contra o en sintonía con la creencia para demostrarlo de manera actitudinal“.
El estudio reveló que 23% de los primovotantes y 20% de los votantes de la tercera edad que se manifestaron liberales, en realidad pensaban de manera conservadora. En los adultos sucedió lo contrario, aunque en menor medida: 2% manifestó ser conservador aunque se detectó que en realidad eran liberales. Sumados estos porcentajes resultó que 45% de los participantes tenían una tendencia política diferente de la que manifestaban. De acuerdo con Monroy, el intervalo de confianza del estudio, de 95%, permite proyectar los resultados a toda la población mexicana. ¿Cómo votará cada uno de ellos en las próximas elecciones? “Seguramente votará por un candidato, pero va decir que votó por aquel que en su círculo sea aceptado“, responde el neurocientífico… Pero su cerebro no puede mentir.

Para creer en las encuestas.

¿Cómo mejorar la precisión de las encuestas si los encuestados no dicen lo que piensan?
Por Berenice Guerrero Pineda y Aleida Rueda/ Noticias IFUNAM.
Hay un elemento que afecta los resultados de las encuestas que se ha convertido en tema de investigación de psicólogos, sociólogos, antropólogos y hasta de físicos: la gente no siempre dice la verdad. Incluso da información totalmente opuesta a lo que verdaderamente piensa. “Eso ya no depende de quien hace la encuesta sino de cómo responde la gente. Si la gente no es totalmente honesta al contestarla, los resultados de una encuesta no pueden ser confiables” explica el Dr. Rafael Barrio, del Instituto de Física de la UNAM. “Hay una ventaja social al mentir. En todo el mundo hay situaciones políticas y sociales que se entremezclan y hacen que la gente vea una conveniencia en no decir lo que piensa. Todos lo hacemos. En México, además, nos preocupa de manera especial caer bien” señala.
En 2009, Barrio y sus colegas Gerardo Íñiguez, también del Instituto, el finlandés János Kertész y el húngaro Kimmo K. Kasli, desarrollaron un modelo matemático para determinar cómo cambia la opinión de la gente en el tiempo, que es la pata de la que cojean muchas encuestas actuales. “Las encuestas son instantáneas y ese es uno de sus defectos: son prácticamente inútiles si no seguimos una evolución dinámica de la opinión” explica el investigador.
De acuerdo con el físico, ya existe el modelo del votante (voter model) que puede arrojar resultados sobre cuánta gente va a decir sí y cuántos no. Casi todo el tiempo prevé que el resultado será mitad y mitad. Por ello, dice, “es un modelo que no sirve porque no tiene dinámica”
El suyo la tiene. A cada individuo dentro de la sociedad (llamado “agente”) se le asocia una variable (X) que representa la opinión sobre cierta pregunta y que puede ser Sí (con un valor asignado de 1) o un No (con un valor de -1). Cada persona tiene un valor entre estos dos, dependiendo de qué tanta inclinación tiene de creer o no creer o estar en favor o en contra de algo. Esta variable depende del tiempo, porque uno está constantemente modificando su opinión.
Para saber cómo se modifica esta variable en el tiempo, los científicos incluyeron en su modelo tres hipótesis: la propaganda, el promedio de la opinión de todo el mundo que determina que una persona se coloque en favor o en contra de la sociedad, y la interacción social y cómo esta determina un cambio de opinión. Así, y dependiendo del aumento o disminución de estos tres elementos, es que la X se puede volver positiva o negativa, es decir, una persona puede inclinarse al Sí o al No.
Aunque el modelo puede ser utilizado para predecir incluso procesos electorales, hasta ahora solo ha sido aplicado para entender la dinámica de cómo se expande el conocimiento científico en la sociedad. Sin embargo, dice Barrio, con un modelo así se puede comparar lo que diría la gente en una red honesta con lo que la gente dice en realidad.
Fuente: Revista Quo Nº 176 Junio 2012, pags: 52, 53, 54, 56.