Los gatos son sigilosos, delicados y elegantes, incluso para beber. Mientras que un perro se llena la boca dejando caer sin más la lengua en el trasto, los gatos utilizan dos fuerzas físicas, la gravedad y la inercia. Beben sólo con la punta de la lengua, sin sumergirla.
En el estudio, publicado en la revista Science los científicos del MIT utilizaron imágenes de alta velocidad para capturar el equilibrio de fuerzas que hay tras sus lametazos. Grabaron a grandes felinos, como leones y tigres, y a gatos caseros. Luego analizaron las imágenes hasta establecer la velocidad de la lengua y la frecuencia.
En el estudio, publicado en la revista Science los científicos del MIT utilizaron imágenes de alta velocidad para capturar el equilibrio de fuerzas que hay tras sus lametazos. Grabaron a grandes felinos, como leones y tigres, y a gatos caseros. Luego analizaron las imágenes hasta establecer la velocidad de la lengua y la frecuencia.
Según señalan los investigadores, dirigidos por Pedro Reis, cuando un gato curva la lengua ligeramente hacia atrás para beber lo hace en forma de J mayúscula, como si fuera una cuchara. Cuando toca la superficie líquida, el agua forma una columna de líquido que crece por inercia.
El líquido sigue avanzando en esta columna a menos que otra fuerza se lo impida. El animal cierra entonces la mandíbula para capturar el agua antes de que la gravedad rompa la columna y frene a la inercia, y todo esto sin mancharse la barbilla. El gato elige la velocidad con el fin de maximizar la cantidad del líquido ingerido.
La cantidad de líquido que captura cada vez que cierra la boca depende del tamaño y la velocidad de la lengua, pero además según Aristoff, un matemático que ha colaborado en la investigación, el estudio "sugiere que el gato elige la velocidad con el fin de maximizar la cantidad del líquido ingerido cada vez".
La optimización del lametazo señala "que los gatos son más inteligentes de lo que muchos piensan, al menos cuando se trata de la hidrodinámica", añade el matemático.
Las lenguas de los gatos son muy ágiles dada la carencia de apoyo óseo, como la trompa del elefante o los tentáculos del pulpo.
De hecho su lengua se mueve a una gran velocidad (casi un metro por segundo). Estos descubrimientos podrían servir de inspiración para la tecnología robótica.