Muchos matrimonios nunca llegarán a entender que mantener una familia no es una competencia, sino un trabajo en equipo, y aún aclarado esto, la idea de que “las madres tienen un papel más importante que los padres en las vidas de los niños” sigue siendo dominante. ¿No es tiempo ya de actualizar esa creencia?
A continuación, podrás ver seis puntos en los que los padres, a su manera, pueden ayudar tanto (o incluso mejor) como las madres.
6. Actividades físicas.
Huyendo un poco del exceso de mimos que muchas madres tienen, los padres en general están más dispuestos a jugar y a tocar a sus hijos con más firmeza, ya sea en el deporte o en las peleas de almohadas y en juegos similares, de acuerdo con el psicólogo Lawrence J. Cohen. Este tipo de contacto puede ayudar a mostrar que no todos los contactos tiene un sentido agresivo o sexual.
5. La preocupación bajo control.
“Yo tenía un amigo que le decía a sus hijos ‘no me llamen a menos que alguien este sangrando‘”, dice Cohen. A pesar de lo exagerado de la anécdota, este juego personifica el estilo de muchos padres, que tienden a “esperar” más que las madres para ayudar a sus hijos.
Si estuviera equilibrada, esta actitud ayuda en la construcción de la autoconfianza de un niño, que precisa de esforzarse para hacer frente a sus problemas (aunque pudiendo contar con la ayuda de sus padres).
4. Lado a lado.
En general, los padres acostumbran a estar, literalmente, a lado de sus hijos, ya sea viendo una película, o enseñándole algo o ayudando en alguna tarea manual, mientras que las madres tienden a trabajar cara a cara (escuchando, asesorando y observando).
“Las actividades hombro a hombro fomentan la capacidad y la confianza, y esto ocurre realmente porque hay alguien contigo, haciendo las cosas junto a ti”. Este efecto se complementa con el contacto cara a cara, que ayuda a construir la intimidad emocional.
3. Diversidad en la cría.
De acuerdo con un estudio publicado este año en la revista Psychological Science, los padres generalmente valoran más que las madres la cría de los niños – posiblemente porque ellas se desgastan más debido a la preocupación por los niños y, dependiendo de la estructura de la familia, con la tareas del hogar.
2. Reconocimiento
“Saber que un niño se siente amado por su padre es una mejor manera de predecir cuál será su sentido de bienestar, felicidad y satisfacción con la vida, en comparación con el sentimiento de ser amado por su madre”, explica el investigador Ronald Rohner, que publicó en 2012 un estudio sobre el impacto de la aceptación paterna. Esto posiblemente se deba a la idea de que los padres tienden a ser más exigente con respecto al reconocimiento que se le da a los niños mientras que la madre, en principio, da un reconocimiento más “incondicional”.
1. El amor de Padre
La fuerza de los lazos que una madre puede tener con sus hijos, por muy grande que sea, no se debe utilizar para menospreciar el amor de un padre. De acuerdo con un estudio publicado en 2010 en la revista Biological Psychiatry, el nacimiento de un niño aumenta el nivel de oxitocina (conocida como la “hormona del amor”) de los padres durante las primeras semanas. Por otra parte, son cada vez más comunes las familias que se organizan para que el Padre este tan presente en la vida de sus hijos (o más) que la madre.
Las fotos ilustrativas corresponden a Dave Engledow.
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