jueves, 16 de abril de 2015

Vamos a la cama...


La familia Telerín acompañó a la cama a los niños de los sesenta y de los setenta y se dispone a hacer lo mismo con las nuevas generaciones reconvertida en serie de animación adaptada a las exigencias actuales de los más pequeños.

El proyecto tiene mucho de estrategia comercial, pero también de nostalgia: "Establece un cordón umbilical entre nuestra infancia y la de nuestros hijos", explica a Efe Víctor M. López, consejero delegado de la productora Ánima Kitchent, responsable de un reto "alucinante".

La familia Moro, que lanzó al mundo a Cleo Telerín y a sus cinco hermanos hace ahora 50 años y grabó a fuego en la memoria colectiva su "vamos a la cama que hay que descansar", fue quien se acercó a ellos con la intención de que los hicieran renacer.

Se armaron de valor, recuerda López, y en un año de trabajo disponen ya de un primer acuerdo de distribución recién anunciado con Televisa, que difundirá esa conocida ráfaga publicitaria a partir de septiembre en horario de máxima audiencia y el resto de contenidos en su canal infantil.

De "Cleo Telerín", nombre que lleva por título para facilitar su entrada en países que no la conocían, se esperan 52 episodios de siete minutos, 10 videoclips musicales, aplicaciones, libros físicos y digitales y material educativo para niños y padres.

Todo integrado en una narración transmedia, en la que la historia se despliega y complementa a través de los diferentes dispositivos y plataformas de comunicación y ofrece a los pequeños un rol activo en la experiencia audiovisual.

Como en su día el clip no contaba con un argumento, tuvieron que recurrir a su yo de la infancia para respetar su esencia, con un contenido apto a los nuevos gustos, pero pensado también en los padres y abuelos, "que son quienes lo conocen".

La estructura de cada capítulo, presentada a nivel internacional esta semana en el mercado de programas MIPTV de Cannes, será siempre la misma: Cleo se quedará dormida mientras lee un cuento a sus hermanos y tendrá cada noche un sueño en el que le surgen problemas que ve que pueden ser resueltos con una profesión.

"Recrea en cierta manera esa respuesta arbitraria que da un niño cuando se le pregunta qué quiere ser de mayor", afirma López, que ha acudido a Cannes para buscar nuevos mercados bajo el paraguas de Audiovisual from Spain.

Con "Cleo Telerín", como con las actualizaciones que han experimentado otras como "Heidi" o "La abeja Maya", se recuperan series emblemáticas de los ochenta, que siguen despertando interés y desde un punto de vista empresarial minimizan riesgos.

En esa recuperación de clásicos se incluye "PINY" (Pinypon Institute of New York), nueva serie para niñas de entre 6 y 8 años presentada en febrero y en la que Ánima Kitchent da vida a las minimuñecas de Famosa, juguetera con la que se han asociado para sacarla adelante.

Un ritmo ágil, música moderna e historias más cortas que en los ochenta, pero con mayor carga dramática que la de las series actuales, intenta acabar con la tendencia a hacer productos infantiles "blancos, autoconclusivos y con patrones muy repetitivos, que han perdido esa parte narrativa más profunda".

"Nos hemos vuelto excesivamente proteccionistas. A los niños de ahora los vestimos como adultos pero los metemos en una burbuja aislándolos de cosas que creo que son fundamentales para el desarrollo de todos", asegura López.

Antiguo consejero delegado de Zinkia Entertainment, propietaria de la serie de dibujos animados Pocoyó, no esconde la ambición de sus nuevos proyectos, pero tampoco la dificultad de repetir un éxito como ese.

Entrega, asegura, no les falta: "A mí me encantaría que todo lo que yo sé lo supiesen mis hijas. De alguna manera, implantarles un USB y decirles que a partir de ahí construyan lo que ellas quieran. Es muy bonito poder enseñarles lo que nosotros veíamos de pequeños".

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