Mauricio Macri tiene que enfrentar la conmoción de un escape de tres narcotraficantes que es interpretado como un “pago de favores” de policías corruptos.
Victor Schillaci y los hermanos Martín Lanatta y Cristian Lanatta, ligados al narcotráfico y condenados a cadena perpetua por el crimen de los empresarios Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina se fugaron del penal de General Alvear, ubicado en la provincia de Buenos Aires.
A sólo 18 días de haber comenzado su gestión, Mauricio Macri tiene que enfrentar la conmoción de un escape que es interpretado como un “pago de favores” de policías corruptos hacia los criminales o una amenaza mafiosa para su gobierno.
El caso, que se conoció como “triple crimen”, ocurrió en agosto de 2008 y cuatro años después un tribunal concluyó que los hermanos Lanatta y Schillaci habían asesinado a los empresarios por órdenes de Ibar Esteban Pérez Corradi, un hombre que desde entonces está prófugo.
La justicia reveló que Ibar Esteban Pérez Corradi manejaba el millonario tráfico de efedrina hacia México y tenía vínculos con el Cártel de Sinaloa, pero mandó a eliminar a Forza, Ferrón y Bina porque quisieron competirle en el negocio y venderles ellos mismos el precursor químico a narcos mexicanos.
Antes de las elecciones presidenciales de este año, Martín Lanatta ofreció una entrevista al principal programa opositor al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para denunciar que el “triple crimen” había sido ordenado por el entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.
El funcionario competía en ese momento por la gubernatura de la provincia de Buenos Aires, que terminó perdiendo en manos de la opositora María Eugenia Vidal, quien, una vez que se enteró de la fuga de los asesinos, echó a los jefes del Servicio Penitenciario.
En medio de la conmoción, otros analistas consideran que el escape es un “mensaje mafioso” al nuevo gobierno macrista, en particular por parte de las fuerzas de seguridad de la provincia de Buenos Aires que están marcadas por la corrupción y la impunidad.
El gobierno ya ofreció una recompensa de dos millones de pesos (alrededor de 140 mil dólares) y puso en marcha operativos especiales en las fronteras para tratar de recapturar a los asesinos que son buscados por Interpol y la Agencia Federal de Investigaciones (FBI).
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