Censura. Siempre es molesta, y lo peor es que, si se es una persona “clavada”, el asunto puede tornarse frustrante, pues en nuestra cabeza no deja de molestar esa necesidad de saber qué hay detrás de lo difuminado. Y poder imaginarnos cosas "sucias".
Quien diría que la pequeña Pebbles estaría en esta nota |
¿Qué pasa entonces cuándo es censurada una imagen que de origen es casta y pura? Para llenar esos "hoyos", entra en juego el lado más sucio del cerebro y los resultados son curiosos e hilarantes, tal como lo demuestra un experimento emprendido por Cracked y cuyos resultados los posteamos en la galería siguiente.
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