De acuerdo con un estudio reciente, las parejas que comparten las responsabilidades del cuidado de los niños gozan de una vida sexual más satisfactoria
Si eres de las personas que consideran que el cuidado de los niños debe estar a cargo específicamente de la mujer, estás equivocado. Y es que un nuevo estudio llevado a cabo por el experto en sociología Daniel L. Carlson de la Universidad Estatal de Georgia (EE.UU.) y los estudiantes Sarah Hanson y Andrea Fitzroy, afirma que las parejas heterosexuales que comparten los deberes relacionados con el cuidado de los hijos tienen una vida sexual de mejor calidad y una mejor relación de pareja que aquellos que no lo hacen.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores reclutaron a 487 parejas heterosexuales, que participaron en la encuesta MARS sobre Relaciones y Estado Civil de 2006. Las parejas fueron divididas en tres grupos: en el primero, las mujeres llevaban a cabo del 60% al 100% de las tareas relativas al cuidado de los niños; en el segundo, los hombres se responsabilizaban de al menos el 60% o la totalidad del cuidado de los hijos; y en el tercero, tanto hombres como mujeres se repartían equitativamente el cuidado de los niños (supervisión, vigilancia, cuidado físico/emocional y cuidado interactivo).
Paralelo a esto, se realizó un test para examinar la calidad de la relación de las parejas, tomando en cuenta la calidad de la vida sexual y la frecuencia de la misma. Los resultados revelaron que cuando las mujeres absorbían prácticamente todos los deberes relacionados con el cuidado de los niños, la vida sexual era de menor calidad y menos frecuente, en comparación con el grupo en el que las parejas compartían equitativamente esta labor.
“Uno de los hallazgos más importantes es que el único acuerdo de cuidado infantil que aparece como muy problemático para la calidad de la relación y la vida sexual de la pareja es cuando la mujer hace la mayor parte o todo el cuidado de los niños”, explica Carlson.
Por otra parte, cuando los padres se ocupaban de la mayoría de dichas responsabilidades, la calidad y la frecuencia de las relaciones sexuales se mantenía positivamente para las mujeres, que afirmaban estar muy satisfechas -las que más, de todo el trabajo- pero no para los hombres, cuyos resultados fueron los más bajos en cuanto a satisfacción de su vida sexual.
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