La mayoría de nosotros ha experimentado la comunicación en redes sociales, por momentos irritantes, que en ocasiones es tan corto e impredescible y permite decir algo que no podría decirse de otra forma y por lo tanto hace que el lenguaje evolucione de una manera impresionante.
Esto no parecería ser algo que tradicionalmente se consideraría como una innovación lingüística que estaría aportando neologismos y matices a la lengua, pero a fin de cuentas, para el pesar de los viejos académicos que contemplan “la destrucción de la lengua”, esto es así.
Y es que la forma de escribir en las redes sociales se ha destrozado de manera tal que algunos adolescentes ya no identifican la forma correcta de escribir. Palabras tales como ola , loko, awante,corason,eskuela, son tan comunes en el lenguaje estudiantil que no respetan en nada la ortografía ni la estética.
Podemos decir que lo que estamos observando en las redes sociales es una forma de emocionalizar el lenguaje ante la falta de signos corporales y demás gestos de una comunicación cara a cara. Esto, según estudios está siendo liderado por mujeres jóvenes que son capaces de moverse con soltura en la tecnología.
Un estudio entre 14 mil personas en Twitter mostró que existe tendencia, particularmente en mujeres, a usar “emoticones, elipses (…), alargamiento expresivo (noooooo puede seeeer), repetición de puntos de exclamación, puntuación confundida (combinaciones de? y!), la aberviación omg y transcripciones de expresiones guturales o interjecciones, como ah, mmm, grr y combinaciones de esto como ahhh, ooohhhh.
Todos estos recursos lingüísticos son utilizados para expresar una sensibilidad que se le escapa al lenguaje escrito tradicional, nos puedan o no gustar o parecer refinados o vulgares. Lo cierto es que quien se encuentra “chateando” con una chica en alguna red social o por SMS o What’s App
Estudios han demostrado que son las mujeres las que suelen innovar en el uso del lenguaje. Existen diferentes teorías, algunos creen que esto es así ya que las mujeres suelen estar menos limitadas por las construcciones del uso “educado” del lenguaje (aunque son los hombres los que dicen más groserías). Lo cierto es que esta tendencia está en marcha y algunos incluso creen que está atravesando la esfera digital hacia la forma en la que hablamos en el mundo físico.
Cortesía de Pepe Pecas
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