jueves, 4 de julio de 2013

Ibuprofeno musical contra el desamor.

Precísamente platicándo hoy con mi primacho Nal Garo, me comentaba sobre su caso de desamor.

Entré en su casa, que olía a insomnio y a ruptura caliente, y lo primero que me dijo fue: “Me duele el cuerpo, como si me hubiera pasado por encima un camión de doce ejes”, y se desplomó en el sofá. Eché mano de un escáner cerebral que guardo en el cajón de resolver cosas, y le conté que los neurocientíficos han encontrado que el dolor por el abandono clava el colmillo en las mismas áreas cerebrales que si te pillas el dedo con una puerta. “¡¡¡Qué país!!”, exclamó Nal Garo, y me miró mal, por comparar a su ex con un dedo.

Así me encontré al pinche Nalgaro... ¡Todo chaqueto y por una morra reggaetonera!.


 El despecho tiene en nuestras neuronas un reflejo físico y, sí, duele como si te atropellara un camión enorme. El dolor físico y los sentimientos intensos de rechazo, según encontraron en un estudio de la Universidad de Michigan  publicado en  (PNAS)  azota la corteza somatosensorial secundaria y la ínsula posterior dorsal, nada menos. Morgana estaba a punto de perder el interés por mis cerebritos hasta que añadí: “Las penas por desamor se aliviarán pronto con una pastilla. Están investigando fármacos para coser corazones. El último gran libro blanco de la psiquiatría debatió si incluir el desamor como un síndrome psiquiátrico temporal.  ¿Te tomarías una pastilla de esas?”.  Nal Garo ni contestó  y se tragó un ibuprofeno 600, como sucedáneo analgésico hasta que la ciencia avance. 



Y bien – me dijo minutos después- ya no me duele el cuerpo.  ¿Qué hacemos ahora con el alma? “. Por la existencia del alma yo no apostaría gran cosa. Pero Nal Garo hablaba de un sufrimiento que sí conozco. Y recordé un remedio, o al menos un bálsamo. “Oír música, Bro'. La música consuela”.   “Y qué me pongo -respondió-  ¿La Marcha fúnebre?”.


¿Qué es científicamente recomendable tras una ruptura? ¿Música triste en sintonía con tus miserias, o la lambada? Una nueva investigación me sirve para dar una respuesta: concluye que escuchar música triste, sí, muy triste, ayuda a digerir mejor el “ahí te quedas”.


Los investigadores, de la Universidad de California, en Berkely, añaden que también funcionan como paños calientes las novelas desgarradas y los dramones cinematográficos. Para llegar a esta aparentemente ilógica conclusión ―¿cosas tristes como quitapenas?― organizaron dos grupos de voluntarios que habían perdido algo, pero eran pérdidas distintas. Unos, el amor, otros, asuntos de otras densidades: el trabajo, o una competición, como un maratón. Con una batería de test y cuestionarios, encontraron que aquellos que tenían en la cabeza una pérdida no emocional (los del maratón, por ejemplo), elegían música alegre para elevar su ánimo. Los despechados, sin embargo, se arrojaron al abismo de las canciones melancólicas que disparaban sus pucheros.



Los investigadores ofrecen esta hipótesis: “La música triste permite prolongar la sensación de unión, como si todavía no se hubiera acabado del todo la relación”.  La  tristeza, parece, prolonga la relación, aunque el vínculo sea tortuoso y ahogue. Sin embargo, si te pones a dar palmas, das el amor por zanjado, y a otra cosa, algo que el despechado no tiene ningunas ganas de hacer. Nal Garo, desde luego, no quería.


Prometí a mi amigo hacer una lista de música ibuprofeno contra el despecho. Pedí ayuda por vía Facebook y dos que tres llamadas por cel. Anoche oímos juntos estas diez para despues moquear juntos tipo Puedo Inflarte -O digo, Pedro Infante-.


Un tema de Daft Punk que esta en el disco Discovery, se llama “Something About Us”

Black - Wonderful life, 1987. (subtitulado en español)

Celtas Cortos - La Senda Del Tiempo - Video directo

“Straight to you” de Nick Cave and The Bad Seeds
  
“Somebody I used to know”, letra dura pero muy adecuada

 Cadillac Solitario de Loquillo y Los Trogloditas
  
When a blind man cries, Deep Purple
  
You've Lost That Lovin' Feelin' (Sub Español) - Elvis Presley

 Back to Black .- Amy Winehouse.

 Chavela Vargas .- El último trago.


Una cortesía de:
 Espergencia
(La prima de Nal Garo).

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