Precísamente platicándo hoy con mi primacho Nal Garo, me comentaba sobre su caso de desamor.
Entré en su casa, que olía a insomnio y a ruptura caliente, y lo
primero que me dijo fue: “Me duele el cuerpo, como si me hubiera pasado
por encima un camión de doce ejes”, y se desplomó en el sofá. Eché mano
de un escáner cerebral que guardo en el cajón de resolver cosas, y le
conté que los neurocientíficos han encontrado que el dolor por el
abandono clava el colmillo en las mismas áreas cerebrales que si te
pillas el dedo con una puerta. “¡¡¡Qué país!!”, exclamó Nal Garo, y me
miró mal, por comparar a su ex con un dedo.
Así me encontré al pinche Nalgaro... ¡Todo chaqueto y por una morra reggaetonera!. |
El despecho tiene en nuestras neuronas un reflejo físico y, sí, duele
como si te atropellara un camión enorme. El dolor físico y los
sentimientos intensos de rechazo, según encontraron en un estudio de la Universidad de Michigan
publicado en (PNAS) azota la corteza somatosensorial secundaria y la
ínsula posterior dorsal, nada menos. Morgana estaba a punto de perder el
interés por mis cerebritos hasta que añadí: “Las penas por desamor se
aliviarán pronto con una pastilla. Están investigando fármacos para
coser corazones. El último gran libro blanco de la psiquiatría
debatió si incluir el desamor como un síndrome psiquiátrico temporal.
¿Te tomarías una pastilla de esas?”. Nal Garo ni contestó y se tragó un
ibuprofeno 600, como sucedáneo analgésico hasta que la ciencia avance.
“Y bien – me dijo minutos después- ya no me duele el cuerpo. ¿Qué
hacemos ahora con el alma? “. Por la existencia del alma yo no apostaría
gran cosa. Pero Nal Garo hablaba de un sufrimiento que sí conozco. Y
recordé un remedio, o al menos un bálsamo. “Oír música, Bro'. La
música consuela”. “Y qué me pongo -respondió- ¿La Marcha fúnebre?”.
¿Qué es científicamente recomendable tras una ruptura? ¿Música triste
en sintonía con tus miserias, o la lambada? Una nueva investigación me
sirve para dar una respuesta: concluye que escuchar música triste, sí,
muy triste, ayuda a digerir mejor el “ahí te quedas”.
Los investigadores, de la Universidad de California,
en Berkely, añaden que también funcionan como paños calientes las
novelas desgarradas y los dramones cinematográficos. Para llegar a esta
aparentemente ilógica conclusión ―¿cosas tristes como quitapenas?―
organizaron dos grupos de voluntarios que habían perdido algo, pero eran
pérdidas distintas. Unos, el amor, otros, asuntos de otras densidades:
el trabajo, o una competición, como un maratón. Con una batería de test y
cuestionarios, encontraron que aquellos que tenían en la cabeza una
pérdida no emocional (los del maratón, por ejemplo), elegían música
alegre para elevar su ánimo. Los despechados, sin embargo, se arrojaron
al abismo de las canciones melancólicas que disparaban sus pucheros.
Los investigadores ofrecen esta hipótesis: “La música triste permite
prolongar la sensación de unión, como si todavía no se hubiera acabado
del todo la relación”. La tristeza, parece, prolonga la relación,
aunque el vínculo sea tortuoso y ahogue. Sin embargo, si te pones a dar
palmas, das el amor por zanjado, y a otra cosa, algo que el despechado
no tiene ningunas ganas de hacer. Nal Garo, desde luego, no quería.
Prometí a mi amigo hacer una lista de música ibuprofeno contra el despecho. Pedí ayuda por vía Facebook y dos que tres llamadas por cel. Anoche oímos juntos estas diez para despues moquear juntos tipo Puedo Inflarte -O digo, Pedro Infante-.
Un tema de Daft Punk que esta en el disco Discovery, se llama “Something About Us”
“Straight to you” de Nick Cave and The Bad Seeds
“Somebody I used to know”, letra dura pero muy adecuada
Cadillac Solitario de Loquillo y Los Trogloditas
When a blind man cries, Deep Purple
Back to Black .- Amy Winehouse.
Chavela Vargas .- El último trago.
Una cortesía de:
Espergencia
(La prima de Nal Garo).
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