Según el libro “¿Quién entiende a los hombres?”, las quejas más comunes de las mujeres son:
La autora, Ana Von Rebeur, detalla cuáles son aquellas quejas más recurrentes y las enumera, para que ellos, lo tengan claro. A continuación, te invitamos a conocerlas.
1. La indolencia masculina: Comparados con el nivel de energía femenino, los hombres muestran un estado de abulia, inercia, sopor e indolencia que a las mujeres las vuelve locas ¿Cómo pueden estar todo el día cansados si nunca hacen nada? Sólo te das cuenta que sigue vivo porque protesta cuando apagas la tele.
2. La falta de memoria masculina: Hay cosas que los hombres olvidan si es que ella no se lo recuerda, lo que le da a ella esa amarga sensación de que está usando su cerebro como agenda personal ¿Cómo pueden olvidarlo todo menos la hora del partido? Tienen tan mala memoria que no sólo necesitan ver el partido de fútbol, sino también la repetición de las jugadas porque no recuerdan lo que sucedió hace dos minutos.
3. La incapacidad genética para reponer el rollo de papel higiénico: En inexplicable que los hombres sean campeones olímpicos, escalen el Everest, lleguen a ser presidentes, excaven pozos de extracción de petroleo ¡pero no puedan reponer el papel del baño!
4. Todo va en el piso: Quizás por pánico a que las cosas se caigan, dejan todo en el único sitio de donde nada puede caer: el piso. Periódicos, zapatos, pantalones, papeles y latas de cerveza andan siempre en el suelo y no hay modo de que los levanten. Creen que las mujeres son las únicas en encargadas de evitar que la casa parezca que estalló una bomba. Algunos dicen que desparramar cosas en el suelo, es una manera de marcar territorio para los hombres.
5. Esa vergonzosa colección de ropa: Se quejan de que nosotras tenemos demasiada ropa, pero ellos tienen en armario repleto de ropa que no usan. Conservan prendas por su valor sentimental, como si fueran recuerdos, cuando sería mejor sacarle una foto a cada una, y luego regalarla a los pobres.
6. La pereza aguda: ¿cómo pueden jugar tres horas tenis y no pueden lavar una olla de hierro porque es muy pesada? Lo máximo de buena voluntad en tareas domésticas que muestra un hombre es decir: “te la dejé en remojo”. O levantar los pies cuando estás aspirando la alfombra. No es que se empeñen en demostrar que somos siervas de la casa, sino que se han descubierto que si demuestran suficientes veces que son inútiles, no esperarás nada de ellos.
7. El control monetario: Expertos en negación, creen que son mejores que las mujeres en asuntos financieros. Por eso reprochan a la esposa que haya comprado demasiado detergente con la tarjeta de crédito, pero no le cuentan que han usado la misma tarjeta para comprar un teléfono móvil de última generación. Ellos nunca dicen cuánto ganan, porque el dinero es poder y control.
8. La teleadicción: Otra cosa que irrita a las mujeres es que su actividad favorita sea ver tele solamente porque es lo único que puede hacerse a control remoto. Si pierden el control remoto bajo la cama, sean capaces de ver una semana el mismo programa de venta directa Reduce Fat Fast, que parece tener el efecto Reduce Brain Fat fast.
9. La incapacidad de pedir ayuda: También exaspera que los hombres nunca pidan ayuda ni indicaciones, ni siquiera cuando se pierden en un barrio bajo y se acercan tres matones interesados en el auto, otros cuatro más interesados en noquearlo y otros cinto que quieren desgarrar a navajazos tu ropa interior ¿Es ese el famoso sentido práctico de los varones? Para colmo, luego de toda esa aventura, llegas tarde a la fiesta.
10. Los consejos sin consuelo: Los hombres siempre pretenden saber más que nadie, incluso de tu trabajo aunque la neurocirujano seas tú. Es por esto que cuando estás preocupada, te dan consejos desatinados. En lugar de escucharte y consolarte, te dicen “¿Porqué no le has dicho esto a tu jefe en lugar de venir llorarme a mí?” ¡Así de dulces son!
11. La incapacidad para hablar de la relación: En verdad, se niegan a hablar cualquier cosa que no sea informativa. Pueden hablar de “qué comemos hoy”, de la reparación del auto o de las elecciones de Georgia, pero se niegan a hablar desde el corazón. Y nos exaspera que ellos no puedan decirnos “te quiero, sino el repelente “ya sabes que te quiero”.
12. El desinterés absoluto en interpretar señales, gestos y silencios: Si quieres un mínimo de comprensión, debes pasarles un clarísimo parte meteorológico de tu estado anímico porque no captan anda. De ellos hay que esperar lo mismo que de un bebé de tres meses. No pretenderás que un bebé de tres meses de que cuenta de que tu silencio es porque estás triste. Lo que para las mujeres funciona como clara indicación de que estás enojada, estar callada, responder con monosílabos, no mirar a los ojos, lanzar suspiros, con los hombres no sirve. Así que para que se entere de que te sientes mal, debes decirle: “te aviso que estoy triste/enfadada/decepcionada/deprimida/furiosa”. A lo que él te responda: “¿Ah sí? no me di cuenta 1como estabas tan callada”.
13. La poca capacidad de mimos: A las mujeres nos desespera que ellos no entiendan que a veces queremos mimos en vez de seco, o por lo menos antes del sexo. Y como ellos no pueden hacerlo, bueno, nos oponemos al seño porque es muy temprano o muy tarde o estamos peinadas o despeinadas.
En fin, ellos dicen que no entienden a las mujeres, pero ¿cómo podrían entendernos si no nos escuchan?
Fuente: Terra
No.18
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