Troy Walker, cuenta que mientras cocinaba los ejotes para unas cien personas de su iglesia, miró algo extraño en la olla de barro, pensó que un grano estaba quemado y decidió tomar una cuchara para sacar lo que estaba quemado, cuando de repente, no podía creerlo. “¡Era una serpiente!”, recuerda aterrorizada.
Gritó de terror. “Estábamos en la cocina, y todo el mundo se acercó, sacaron sus cámaras y tomaron fotos“, contó Walker. “Fue horrible”.
La mujer había comprado docenas de latas de ejotes para una comida para sus amigos.
Al ver la cabeza de la serpiente, decidieron tirar todos los ejotes, pero conservar la cabeza de la serpiente para ir al supermercado. Control de Calidad ha tomado medidas al respecto para impedir que las personas pasen por estas experiencias desagradables.
¿Te ha pasado algo similar?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario