El Laboratorio de Entomología del Instituto de Biología de la UNAM continúa el estudio de insectos empleados como alimento en diversas comunidades, como son chapulines, abejas, avispas, hormigas, mariposas y piojos.
José Manuel Pino Moreno, de ese laboratorio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo en un comunicado que el estudio se realiza en coordinación con Julieta Ramos Elorduy, quien empezó esta investigación hace más de 40 años.
Explicó que hay numerosos antecedentes históricos del uso alimenticio de estos seres de diversos tamaños, colores y formas que pertenecen a órdenes como los hemípteros, ortópteros o megalópteros
En el Códice Florentino, escrito hacia 1521 por fray Bernardino de Sahagún, se mencionan 96 especies comestibles en el área que hoy se conoce como la zona metropolitana del Valle de México, explicó.
Citó que algunas regiones representan una fuente importantede ingreso familiar, además de que en Oaxaca, Chiapas y Estado de México una gran cantidad se destina incluso para su venta al exterior.
Como ejemplo expuso que en Morelos se importan jumiles de Guerrero y chapulines de Oaxaca y Puebla; incluso hay demanda en Canadá y Estados Unidos.
Para Pino Moreno, el objetivo es conocer los usos comestibles y medicinales, y aquellos que, con su venta, ayudan a las finanzas de estas comunidades.
“Primero hacemos un rastreo en las zonas en las que sabemos que se consume determinado insecto, como en los mercados de Cuautla, donde venden chapulines y jumiles”, explicó.
Luego se hace una recolecta y se lleva el muestreo al laboratorio para su identificación dado que muchos sólo se conocen por su nombre común y el propósito es determinar el científico.
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