El desierto de Karakum cubre el 70% del territorio de Turkmenistán, con un área total superior a los 350.000 kilómetros cuadrados. Es uno de los desiertos más extensos del mundo y uno de los territorios más despoblados del planeta. En mitad del desierto se encuentra Darvaza, una minúscula aldea de poco más de tres centenares de habitantes a unas cinco horas de coche al norte de la capital turkmena, Asjabad. Muy cerca del poblado se halla una de las maravillas más inquietantes conocidas. Los locals lo conocen como la puerta del infierno; es el cráter de Darvaza, que lleva ardiendo sin cesar cuarenta años.
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