Cuandos nos comemos un higo obtenido de la higuera (Ficus carica), suele endulzarnos la boca con la gran cantidad de hidratos de carbono. Evidentemente la mayoría de las personas, piensan que necesitamos a los insectos para que se produzcan las flores y los frutos, pero seguro que muchas personas no saben, que cuando nos comemos un higo, también nos estamos comiendo avispas de los higos, Blastophaga psenes.
La avispa de los higos (Blastophaga psenes) es un himenóptero apócrito de la familia Agaonidae. Es una de las especies de avispas encargadas de la polinización de los higos. La polinización la realizan las avispas hembras que entran al sicono por un orificio natural llamado ostiolo y ponen los huevos dentro de éste. Al moverse polinizan las flores y ahí mueren.
Existen hasta 900 especies de higueras y cada una, necesita que una avispa de la familia Agaonidae (una distinta para cada especie de Ficus) penetre en la inflorescencia y polinice las flores femeninas, cuya maduración posterior dará lugar a un higo.
La higuera mediterránea o Ficus carica, es polinizada por el género Blastophaga B. grossorum, de tal modo que los que conocemos como frutos, higos, no pueden madurar sin la intervención de la mencionada avispa.
Es un complejo e interesante proceso biológico de Entomogamia (polinización con ayuda de insectos), en el que participan las avispas de Blastophaga que han coevolucionado con la higuera, llamada la avispa de la higuera. Esta evolución simbióticoa, se conoce desde hace más de 6.000 años, y ya para los antiguos griegos era una de las relaciones simbióticas más importantes que existían
El “fruto” de la higuera silvestre no es tal; es en realidad una infrutescencia (grupo de frutos), procedente de un receptáculo carnoso que oculta en su interior a las flores, masculinas, femeninas y estériles o flores-agallas (modificadas de estilo corto).
¿Cómo es el proceso?
Una hembra alada de la avispa o un número pequeño de ellas entran en la cavidad a través del ostiolo, reconocen las flores estériles o flores-agalla y depositan en ellas los huevos.
Eclosionan 1º los machos que las hembras, son ápteros y se arrastran después buscando flores-agalla con hembras; insertan su apéndice abdominal a través de la pared de estas flores y fecundan a las hembras y a continuación cumplen la 2ª tarea: abrir un camino de salida a través de la dura pared del higo, después de lo cual mueren en seguida, sin haber salido del higo.
Horas después, las hembras fecundadas salen al exterior; como para entonces las flores masculinas de la planta (de 2 anteras) ya están maduras, desprenden simultáneamente el polen.
Las avispas se pringan de polen al salir y escapan por los túneles que abrieran sus desafortunados compañeros.
Las hembras son aladas y vuelan en busca de otros higos tiernos que contiene 2 tipos de flores maduras y flores masculinas cerradas, entran por el ostiolo para depositar una nueva puesta de lo que será la 2ª generación de avispas.
Ese vuelo, puede ser de hasta 10 veces más largo que el de cualquier otro insecto, hasta 150 kilómetros en menos de 48 horas, ya que tienen una vida muy corta.
Hay especies de higueras (cultivadas por el hombre) en las que no hay flores-agalla y en unas predominan las flores masculina y en otras las femeninas.
Las avispas penetran en el interior para hacer la puesta y al no encontrar las flores estériles, salen y rozan los estigmas y fecundan las flores con el polen que traen consigo.
A veces mueren en el intento y quedan en el interior del higo; por lo que es frecuente que cuando comemos higos ingiramos también a las avispas, generalmente avispas macho, que no son alados y son los encargados de abrir un agujero para la salida de las avispas hembra.
Nota
Como bien dicen en
Menéame, es cierto que la mayoría de los higueras que se cultivan son partenogenéticas y que por selección artificial, se ha logrado que no sea tan necesaria la acción de las avispas, aunque es relativamente habitual encontrar casos de este tipo en higueras naturales.