La policía encontró en
su hogar un diario personal (escrito en ruso, inglés y alemán) donde la
mujer relata haber asesinado y desmembrado al menos a 10 personas.
Está sí que es una historia de terror. Tamara Samsonova, una rusa de 68 años señalada de asesinar y desmembrar a por lo menos 11 personas fue capturada el pasado mes de julio luego de que la policía hallara en las calles de San Petersburgo bultos en los que había partes de cuerpos que había despedazado. Conocida ya como "la abuela destripadora", Samsonova fue detenida después de matar a Valentina Ulanova, una mujer de 79 años que era su vecina y de la cual "estaba cansada", por lo que la envenenó y descuartizó.
Los restos de la víctima fueron
encontrados en las afueras de la ciudad poco tiempo después de que ambas
protagonizaran una discusión. Pero Tamara no se habría dejado descubrir
tan fácil, pues arrastró el cuerpo hasta el baño para envolver las extremidades en la cortina de la ducha que introdujo en bolsas de plástico que después tiraba en varios puntos. Las cámaras de seguridad de la vivienda
registraron algunas ocasiones en las que la abuela cargaba bolsas negras
hasta la salida y usaba un impermeable. Dichas bolsas, según las
autoridades, se tratan de partes de cuerpos y la cabeza de Valentina Ulanova.
La policía encontró en su hogar un diario personal (escrito en ruso, inglés y alemán) donde la mujer relata haber asesinado y desmembrado al menos a 10 personas. Los casos datan de hace más de una década. Además, las autoridades encontraron en su casa libros de magia negra y astrología. El esposo de Tamara desapareció en 2005 y hasta el momento no ha sido encontrado, por lo que este hecho también volverá a ser materia de investigación ahora que la detuvieron.
Al ser capturada, la actitud de la
anciana fue de despreocupación; ante las cámaras de la prensa lanzó un
beso. Luego, cuando el juez Roman Chebotaryov le pidió que se dirigiera a la corte, ella respondió: “Me estoy sofocando aquí, ¿puedo salir?” Posteriormente le preguntaron: “Me piden que la arreste, ¿qué piensa de eso?”. Y ella respondió: “Usted decide, su señoría. Después de todo, yo soy culpable y merezco un castigo”.
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