La idea que comenzó como un proyecto escolar, se materializó y actualmente es viral en internet. Tres megáfonos de madera gigantes se esconden dentro de un bosque de
Estonia cerca de Tallinn. Los aparatos, construidos por los estudiantes
de arquitectura de interiores de la Academia de Arte Estonia, amplifican
los sonidos complejos y sutiles de la naturaleza, a la vez que sirven
como instalación de arte y zona de descanso.
Hannes Praks, director del Departamento de Arquitectura de Interiores de la escuela, describe los megáfonos de tres metros como un “templete de música”, que es una estructura tradicionalmente circular o semicircular destinada a espectáculos musicales en parques.
Según explica Praks, el proyecto arrancó hace un año con un taller que se llevó a cabo en las profundidades de los bosques del sur de Estonia. Allí, los estudiantes de arquitectura de interiores trabajaron con el semiólogo y popular autor Valdur Mikiti para crear una biblioteca de sonidos del bosque. Se presentaron varias ideas, pero el grupo se decantó por la del estudiante Birgit Õigus que propuso los megáfonos
Aunque el observador casual pueda pensar que la idea de Õigus es algo innecesario, puesto que los bosques ya se encuentran amplificados de forma natural, la noción de Õigus plantea algo interesante: que la sinfonía de los bosques —su ritmo, musicalidad y ambientación sonora— es tan válida como nuestros supuestos tradicionales sobre la música, y, por ello, merece igualmente ser amplificada, sin electricidad.
Hannes Praks, director del Departamento de Arquitectura de Interiores de la escuela, describe los megáfonos de tres metros como un “templete de música”, que es una estructura tradicionalmente circular o semicircular destinada a espectáculos musicales en parques.
Según explica Praks, el proyecto arrancó hace un año con un taller que se llevó a cabo en las profundidades de los bosques del sur de Estonia. Allí, los estudiantes de arquitectura de interiores trabajaron con el semiólogo y popular autor Valdur Mikiti para crear una biblioteca de sonidos del bosque. Se presentaron varias ideas, pero el grupo se decantó por la del estudiante Birgit Õigus que propuso los megáfonos
Aunque el observador casual pueda pensar que la idea de Õigus es algo innecesario, puesto que los bosques ya se encuentran amplificados de forma natural, la noción de Õigus plantea algo interesante: que la sinfonía de los bosques —su ritmo, musicalidad y ambientación sonora— es tan válida como nuestros supuestos tradicionales sobre la música, y, por ello, merece igualmente ser amplificada, sin electricidad.
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