Los horrorosos efectos del FAP ilustrados en un libro de 1830

Durante mucho tiempo la autocomplacencia sexual fue considerara un pecado terrible. Era común ver carteles sobre las camas de los niños que rezaban “Los niños buenos duermen con las manos por encima del cobertor”.

Varios mitos alrededor de esta práctica se fueron creando con el tiempo, como la aparición de acné o la terrible aparición de pelos en la mano (muy probablemente hayas oído algo al respecto en la escuela). Pero este libro francés de 1830 y las ilustraciones que presentabasembraban en cualquiera el miedo de tocarse los órganos genitales. Lo que sucede con este pobre ‘fapero’ chico es algo verdaderamente horrible.

“Él era un joven hermoso, era la esperanza de su madre…”

“Pero fue corrompido. Así que la utilizó (la autocomplacencia) para aliviar el dolor, y envejecía a pesar de ser joven, su cuerpo se encorvó”.

“Un ardor horrible atacó sus entrañas: sufría de horribles dolores en el estómago”.

“Sus ojos eran tan puros, tan brillantes. Pero ya no eran más así. Una banda de fuego los había cubierto”.

“Ya no pudo andar más, sus piernas se doblaban”

“Pesadillas acompañaban su sueño, no podía volver a dormir”.

“Sus dientes se pudrieron y cayeron”.

“Su pecho ardía y él escupía sangre”

“Su pelo, tan abundante en el pasado, ahora caían igual que los de un viejo. Su cabeza se quedó calva mucho antes de tiempo”.

“Sentía mucha hambre, quería saciar su hambre pero la comida ya no permanecía en su estómago”.

“Sus pulmones ya no funcionaban correctamente, ahora vomitaba sangre”.

“Su cuerpo se cubrió de postulas horribles de soportar”.

“Una fiebre lo consumía lentamente, él languideció. Todo su cuerpo quemaba”.

“Comenzó a delirar. Luchaba contra la muerte, y la muerte cobraba fuerzas”.

“Su cuerpo se endureció. Sus miembros dejaron de moverse”.

“Con 17 años, murió, después de pasar por un horrible sufrimiento”.

Yo en lo único que puedo pensar luego de ver esto es en el sufrimiento de este pobre adolescente, quien murió creyendo que había sido por limpiarse el cañón con la mano.

No.18