miércoles, 18 de junio de 2014

Inteligencia sexual: así funciona tu cerebro cuando estás excitado

Son las personas enamoradas quienes más y mejor desarrollan su creatividad en la habitación, la cocina o la regadera.

Estar pensando constantemente en sexo no necesariamente habla de un trastorno o perversión, hay gente que desarrolla mayor interés por cumplir fantasías sexuales o bien intentar complacer a su pareja en la cama: buscan información que los mantenga al tanto de las innovaciones sexuales y cuáles son las zonas erógenas que despertarán el deseo en su pareja,  a  esto se le llama inteligencia sexual. De acuerdo con información del sitio fundacionunam.org.mx, que retoma una investigación de las universidades de Amsterdam, Gronigen y Jacobs University Bremen, quienes señalan que fantasear con tener sexo durante todo el tiempo no habla de trastorno y sí de una mente activa con pensamiento analítico.
  • Pero ¿Cómo funciona tu cerebro cuánto te excitas?
Bueno, la actividad comienza de manera paulatina cuando el cerebro comienza a interpretar imágenes, ya sea el rostro, el cuerpo, los movimientos de ese alguien a quien ves como posible pareja sexual; el cerebro procesa los olores, colores, sensaciones y texturas en la zona temporo-occipital, en la cual se proyectan las relaciones de conocimiento del mundo. Es decir cada quien ve el placer según su relación con el exterior, no a todos nos excita lo mismo.


Luego de esa etapa, el cerebro activa la región orbito-frontal derecha, que califica si estamos cómodos con la sensación que experimentamos, ¿es agradable? Entonces entra en acción la corteza cíngulo-anterior, una de las piezas más importantes del humano. En ella se manda la señal que hará que tu corazón se acelere, tu respiración se agite y tengas una erección o la vagina comience a lubricar. Según datos del sitio guioteca.com, que toma como fuente un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Massachussets, la mente más que el cuerpo, es quien juega un papel preponderante en el desarrollo de la sexualidad humana, pero sugiere que es el estado de ánimo y no las circunstancias de una relación de pareja la que influye en la forma en que nuestra mente trabaja mientras se excita.

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