domingo, 8 de junio de 2014

Silla tanque


Barro, nieve, agua, tierra suelta... Hay una «silla de ruedas» que puede con todo.
La inventó Brad Soden, un bombero que participó en la guerra del Golfo y que no tenía experiencia alguna en mecánica o ingeniería. Y lo hizodespués de que su mujer sufriera un accidente de tráfico en 1999 en el que ella quedó paralizada de cintura para abajo.
«La situación me puso enfermo. No podía entender por qué alguien no podía disfrutar las cosas por una discapacidad que no era su culpa», afirma en Tankchair.com, la página de la empresa que vende estas sillas. Explica que estaba con su mujer, Liz Soden, y sus cinco hijos en un parque natural de Arizona cuando se cruzaron con un enorme ciervo y un grupo de hembras. Intentaron seguirles a pie para que los niños lo vieran, pero la silla de ruedas de su mujer se atascaba en el terreno.
«Sus palabras exactas fueron: "seguid sin mí". Lo encontré inaceptable, yle prometí que le construiría algo». Probó con pequeños motores de gasolina y luego con varios propulsores eléctricos. Fue de fracaso en fracaso hasta que compró un chasis de orugas y desarrolló un sistema de fusibles para evitar quemar los motores. En ese punto, la silla funcionaba pero el motor no duraba mucho. Hasta que trabajó con la compañía de robótica NPC. «Me llevó dos años y muchas cervezas en mi garaje desarrollar el primer modelo, pero ahora avanzamos a pasos agigantados».
Una fundacion benéfica
La «silla-tanque» está construida en un chasis de aluminio y propulsada por un motor eléctrico. Según se explica en la página de la empresa, está pensada para que los usuarios con movilidad reducida atraviesen terrenos desiguales, ya sea en la montaña o incluso en la orilla de la playa. La más barata cuesta 19.500 dólares y están construidas para durar entre 15 y 20 años.
Los beneficios cubren los gastos y van a parar a la fundación Liz Soden, cuyo objetivo es «darle movilidad a los niños, veteranos, policías y bomberos heridos». Según dice, obtiene más placer «viendo a otra gente divertirse. Ves a un niño sonreir, o ves la felicidad de otros... no puedo describirlo».
«Todo el mundo puede lloriquear y quejarse por todo», ha dicho en un vídeo para Businesweek. «Sin embargo, encontrar a alguien que realmente tenga la solución es de lo que nosotros nos enorgullecemos».

                                                                                Cortesía de Chaparra Berrinches

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