miércoles, 26 de noviembre de 2014

Oscar subastado


Ganar un Oscar no la única manera de conseguir la dorada estatuilla. Coleccionistas entusiastas con miles de dólares para gastar pueden aspirar a un Premio de la Academia... en una casa de subastas. Y no tienen que esperar hasta febrero.
El más reciente Premio de la Academia en el Mercado es el que James Cagney recibió en 1942 como mejor actor por su trabajo en "Yankee Doodle Dandy" ("El canto de la victoria", o "Triunfo supremo"). La rematadora Nate D. Sanders fijó en 800 mil dólares el precio mínimo del trofeo, que anticipan vender por hasta un millón de dólares el jueves por la noche.
"Es el Oscar más prestigioso que haya llegado al mercado en años recientes", dijo Sam Heller, un represente de Nate D. Sanders. No ha habido un Oscar al mejor actor disponible en dos décadas, destacó.
La escasez de premios Oscar para la compra no es un accidente. Históricamente, la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas no ha visto con buenos ojos la venta de sus estatuillas en el mercado libre.
"La academia, sus miembros y los muchos artistas y artesanos del cine que han ganado Premios de la Academia creen fuertemente que los Oscar deben ganarse, no comprarse", dijo la academia en una declaración a The Associated Press. "Desafortunadamente, pese a nuestras objeciones, no tenemos los medios legales para detener la venta de ciertas estatuillas, incluyendo esta".
En un esfuerzo por combatir la venta de premios por parte de ganadores y sus herederos, la academia estableció una regla en 1951 según la cual aquellos que quieran vender sus trofeos deben ofrecerlos primero a la academia por un dólar. Eso significa que cualquier premio ganado antes de 1951 puede, en líneas generales, comercializarse.
"Esto realmente alimenta la sed de los coleccionistas. Incluso en el mercado negro", dijo el presidente y director ejecutivo de la casa Julien's Auctions, Darren Julien, sobre las restricciones legales. Julien ha subastado premios Oscar en el pasado, pero su relación con la Academia es suprema: "Buscamos su aprobación antes de vender algo".
Hay raras excepciones incluso a la regla de 1951. Como ejemplo está el caso de Mary Pickford. Según Julien, aunque lo ganó en 1930, sus herederos no pudieron venderlo porque Pickford firmó un acuerdo con la academia cuando aceptó el Oscar honorario en 1976.

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