El Pelón |
En una capital como la de México, son muchas las historias que nos harían quedarnos en casa. A lo largo del centenario pasado, muchos asesinos dejaron huella en la ciudad de México. Algunas de sus historias llegaron a las primeras planas de los diarios del DF. Aquí, cinco historias que quizá no conociste en lugares que quizá, sí conoces muy bien.
El Estrangulador de Tacuba y el jardín del horror
Gregorio "Goyo" Cárdenas fue conocido como el Estrangulador de Tacuba. Cárdenas
cometió sus asesinatos entre agosto y septiembre de 1942. El
sobrenombre de "Estrangulador de Tacuba" se debe a que su residencia se
ubicó en ese barrio de la ciudad de México. El 15 de agosto de 1942 mató en su
casa a una prostituta de 16 años llamada María de los Ángeles González.
Después de sostener relaciones sexuales con ella, la estranguló con un
cordón y enterró su cuerpo en el jardín. En los días siguientes asesinó a
dos prostitutas menores más. Tiempo después, Cárdenas asesinó a
Graciela Arias Ávalos, de 21 años, hija de un reconocido abogado
penalista mexicano. Debido al rechazo amoroso de Graciela y a una
bofetada que le propinó por intentar besarla a la fuerza, el homicida la
golpeó hasta la muerte en su automóvil, enterrándola posteriormente en
su jardín junto al resto de las víctimas.
Jack, el asesino mexicano
Macario Alcalá Canchola
fue un asesino mexicano que en la década de los 60 mató a por lo menos
dos sexoservidoras, pero se sospecha de él en otros 12 asesinatos de
prostitutas. Alcalá buscó imitar a Jack el Destripador, por lo que se autonombró el "Jack mexicano". El 20 de septiembre de 1962, fue
hallado en la habitación de un hotel de la colonia Guerrero, de la
Ciudad de México, el cadáver de Julia González Trejo, prostituta de la
zona. La noche anterior al hallazgo,
Macario conoció a la mujer y contrató sus servicios sexuales. Luego del
asesinato, el cuerpo de la chica fue colocado desnudo sobre la cama
tendida. El asesino se había llevado toda
la ropa de la víctima, exceptuando los tacones y el bolso con una
identificación de González Trejo, pues quería que se supiera el nombre
de la chica. Alcalá Canchola
había tenido cuidado de no dejar huellas dactilares y uno de los espejos
de la habitación escribió la leyenda: "Jack, reto a Cueto". "Cueto" era
el apellido del encargado de la seguridad de la ciudad en ese tiempo.
El Sapo, el matón militar
José Ortiz Muñoz, “El Sapo”,
fue un asesino que se formó en el ejército mexicano contra los
opositores de las disposiciones del gobierno. Para sus 45 años, se decía
que había matado a más de 100 personas. Chaparro, moreno, de ojos
saltones, y patillas utilizaba un machete o cuchillo, para la mayoría de
sus crímenes. El “Sapo” estuvo
recluido en Lecumberri, por la época que estuvieron otros criminales,
como Goyo Cárdenas e Higinio Sobera de la Flor, el cual tenía miedo al “Sapo”. Por sus crímenes cometidos dentro
del penal, las autoridades lo enviaron a Las Islas Marías, donde murió,
antes de jurar jamás volver a matar.
El ogro de la colonia Roma
Felícitas Sánchez Aguillón fue una asesina serial mexicana conocida popularmente como "el Ogro de la colonia Roma", "la Trituradora de angelitos", "la Descuartizadora de la Roma" o "la Espanta-cigüeñas". Sánchez Aguillón fue
responsable de un número indeterminado de infanticidios en la década de
los 30 en su departamento de Salamanca número 9, en la colonia Roma. A
la par de su labor como partera, sostenía un negocio ilícito practicando
abortos y traficando con infantes. El 8 de abril de 1941, la
alcantarilla del edificio de Salamanca se tapó. Los albañiles levantaron
el piso para poder acceder a la cloaca y cuando llegaron a ella
encontraron un enorme tapón de carne putrefacta, gasas, huesos y
algodones ensangrentados, que despedían un olor insoportable.
El loco Pelón Sobera
Higinio Sobera de la Flor, popularmente conocido como el Pelón Sobera fue
un asesino de México que en 1952 escandalizó a la sociedad mexicana de
la época. Solo se le conocieron dos víctimas, pero se cree que tuvieron
que haber sido más muertes atribuidas a él. Sus crímenes estuvieron marcados por la impulsividad y la necrofilia, además de su esquizofrenia. Su primer asesinato fue mientras
conducía por las calles de Ciudad de la México el 12 de marzo de 1952.
Un pequeño incidente vial detonó un brote psicótico, con lo que dio
muerte a Armando Lepe en la intersección de la avenida Insurgentes y la
calle de Yucatán. Ahí. Sobera bajó de su coche y sin mediar palabras le
disparó.
Más tarde, instalado en el hotel del
Prado, encontró en Hortensia López, su segunda víctima. La chica
esperaba el autobús en una esquina de la Reforma. Higinio se acercó para hostigar a la mujer, quien lo rechazó y pidió la parada a un taxi, lo cual hizo enfurecer a Sobera.
Entró junto con ella al vehículo y le disparó en 3 ocasiones causándole
la muerte. Ordenó al chofer que condujera hacia la carretera Vieja a
Toluca. Después del incidente Sobera ordenó
al taxista que bajara del vehículo y él mismo condujo hacia un motel
que se encontraba sobre la carretera fuera de la ciudad, en donde
sostuvo relaciones sexuales con el cadáver. Posterior a eso dejó
abandonado el taxi y el cuerpo en un campo agrícola cercano a la
carretera, y regresó hacia el Hotel del Prado, donde más tarde fue
detenido.
¿Y Tú conoces alguna historía de tu estado / ciudad / pais? ¡Cuentanos!
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