Se llama Romario, como el mítico futbolista, aunque este joven brasileño parece tener menos 'luces' que el crack del balompie. A este joven de 25 años no le ocurrió otra cosa que inyectarse aceite y alcohol en los biceps y en las espalda para que aumentase de forma espectacular su musculatura. Lo que ha conseguido es que sus nuevos brazos den la vuelta al mundo por lo espectaculares, pero su 'fórmula mágica' a punto ha estado de costarle la vida.
El cóctel que se metió en el cuerpo Romario Dos Santos le ha provocado graves problemas de salud. De hecho, los médicos estuvieron a punto de amputarle ambos brazos debido a los riesgos que entrañaban las repetidas inyecciones en sus bíceps. Padre de un hijo, intentó suicidarse cuando su esposa estaba embarazada de seis meses. Romario ha contado a la prensa que en su pueblo, la localidad brasileña de Caldas Novas, que los niños le llaman "monstruo" y "bestia". Normal.
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