Caperucita roja, una historia de terror
Todos hemos leído el cuento y, además, seguro que nos lo han contado nuestros padres antes de quedarnos dormidos. Pero... ¿cuál de las versiones?
Aunque podría haber precedentes (Fecunda ratis, de Egberto de Lieja, en el siglo XI), la versión original, transmitida por tradición oral en la región francesa del Loira, era más o menos así:
Había una vez una niñita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la niña caminaba por el bosque, un lobo se le acercó y le preguntó adonde se dirigía.
– A la casa de mi abuela, le contestó.
– ¿Qué camino vas a tomar, el camino de las agujas o el de los alfileres?
– El camino de las agujas.
El lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa. Mató a la abuela, puso su sangre en una botella y partió su carne en rebanadas sobre un platón. Después se vistió con el camisón de la abuela y esperó acostado en la cama. La niña tocó a la puerta.
– Entra, hijita.
– ¿Cómo estás, abuelita? Te traje pan y leche.
– Come tú también, hijita. Hay carne y vino en la alacena.
La pequeña niña comió así lo que se le ofrecía; mientras lo hacía, un gatito dijo:
– ¡Cochina! ¡Has comido la carne y has bebido la sangre de tu abuela!
Después el lobo le dijo:
– Desvístete y métete en la cama conmigo.
– ¿Dónde pongo mi delantal?
– Tíralo al fuego; nunca más lo necesitarás.
Cada vez que se quitaba una prenda (el corpiño, la falda, las enaguas y las medias), la niña hacía la misma pregunta; y cada vez el lobo le contestaba:
– Tírala al fuego; nunca más la necesitarás.
Cuando la niña se metió en la cama, preguntó:
– Abuela, ¿por qué estás tan peluda?
– Para calentarme mejor, hijita.
– Abuela, ¿por qué tienes esos hombros tan grandes?
– Para poder cargar mejor la leña, hijita.
– Abuela, ¿por qué tienes esas uñas tan grandes?
– Para rascarme mejor, hijita.
– Abuela, ¿por qué tienes esos dientes tan grandes?
- Para comerte mejor, hijita. Y el lobo se la comió.
Ahora la explicación al cuento original
Caperucita se encuentra con el lobo -el símbolo cristiano del diablo- y va a ver a su abuela por el camino difícil -el de las agujas-, mientras que el lobo va por el camino fácil -el de los alfileres- y llega antes. Un símbolo de la inminencia de la pubertad: llegada cierta edad, las niñas de la zona tenían que aprender a coser. También era un rito iniciático ancestral la confección de bollos y panes sagrados como ofrenda para los dioses (¿y también para los antepasados, los dioses manes, lares y penates?) y llevarlos en cestas durante las procesiones de los sacrificios. Pero en el cuento, el primer sacrificio es el de la abuela, una "antepasada". Y la iniciación de Caperucita es un ritual caníbal en el que consume la carne y la sangre de su abuela. Nada volverá a ser igual. En un segundo ritual, Caperucita se desnuda y quema cada prenda. Otro simbolismo de cambio, nunca más volverá a necesitar sus antiguas ropas, su anterior forma de ser y de sentir. Lo que va a suceder la cambiará para siempre.
Cuando se mete en la cama con el lobo hace un nuevo descubrimiento. Nada en el cuerpo que ve es como esperaba que fuera. Algo va mal... Pero ya es demasiado tarde.
No es una historia para advertir a los niños que en el bosque hay lobos que pueden devorarles. La niña pasa por dos rituales, el primero caníbal, el segundo sexual y es devorada en una cama. ¿Qué pasó en realidad en aquél bosque del Loira donde antes podían jugar los niños sin ningún temor? Debió ser algo tan horrible que generó una historia que había que contar a todos los niños, por su bien. O un único hecho espeluznante o una sucesión de crímenes terribles cuyas víctimas eran niñas de la zona.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario