Sabemos que después de mantener una dieta saludable y realizar
ejercicio perdemos peso, pero ¿exactamente qué le sucede a la grasa? A
diferencia de lo que se pensaba, un nuevo estudio demuestra que la
mayoría es… exhalada. Cuando consumimos un exceso de carbohidratos o proteínas, el cuerpo
lo almacena en forma de grasa. Específicamente, como moléculas de
triglicéridos, las cuales consisten de tres átomos: carbón, hidrógeno y
oxígeno. Para que una persona pierda peso, estos triglicéridos deben
descomponerse en sus componentes básicos, un proceso conocido como
oxidación. Los investigadores Ruben Meerman y Andrew Brown, de la Universidad de
Nueva Gales del Sur en Australia, han desmentido algunos conceptos
erróneos. La grasa no se “convierte” simplemente en energía o calor, y
no se rompe en partes más pequeñas que son excretadas, aseguran. Cuando se “quema la grasa”, es decir, que se oxida un triglicérido,
el proceso consume varias de las moléculas de oxígeno mientras produce
dióxido de carbono (CO2) y agua (H2O). Durante la pérdida de peso, el
84% de la grasa se transforma en dióxido de carbono y abandona el cuerpo
a través de los pulmones, mediante la exhalación.
El 16% restante se
vuelve agua y es eliminada a través del sudor, la orina y otros fluidos
corporales. El estudio demuestra que los pulmones son el órgano excretor
principal responsable de la pérdida de peso. Pese al descubrimiento, los
científicos recalcan que la fórmula para bajar de peso siempre ha sido
la misma: ya sea consumir menos carbón o realizar más ejercicio para
eliminar mayores cantidades de carbón del cuerpo.
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