Algunos gamers se toman muy en serio los videojuegos, más si estos son japoneses.
Tal fue el caso de un ciudadano de ese país que dejó prendido su Súper Nintendo durante dos décadas con el argumento de no perder sus logros en el juego Umihara Kawase y que sólo se comercializó en Japón.
El juego encarna a una adolescente en un mundo asediado por criaturas como peces y aves.
El arriesgado jugador ha hecho patente ésta manía a través de redes sociales donde lleva cuenta de los meses y años, además de sus avances en las partidas, del funcionamiento ininterrumpido de la consola.
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