"Estoy siendo atacado en los medios. Dicen que estoy en guerra y que estoy trabajando, y yo no estoy trabajando. Dejé de ser narcotraficante hace 31 años, jamás lo voy a volver a hacer", dice Rafael Caro Quintero en entrevista con Anabel Hernández.
“Estoy siendo atacado en los medios. Dicen que estoy en guerra y que estoy trabajando, y yo no estoy trabajando. Dejé de ser narcotraficante hace 31 años, jamás lo voy a volver a hacer”, dice Rafael Caro Quintero en entrevista con Anabel Hernández.
El encuentro, la portada de este fin de semana de la revista mexicana Proceso, surgió luego de un reportaje que publicó Anabel, sobre las versiones oficiales que aseguraron que Caro Quintero estuvo detrás del ataque perpetrado por Alfredo Beltrán Guzmán a la casa de Consuelo Loera, madre de Joaquín El Chapo Guzmán, en la ranchería de La Tuna, en Badiraguato, Sinaloa.
El Príncipe habla desde la clandestinidad con la reportera y asegura que no tiene problemas con ningún cártel.
“No conozco a la familia Beltrán Leyva y no tengo ningún problema con ellos. Y con la familia Guzmán tampoco. Si ellos traen algún problema, es de ellos, mis respetos tanto a los Beltrán como a la familia Guzmán, mis respetos para ambas familias, y no sé cuál fue el motivo, por qué me sacaron a mí ahí. Yo no estoy relacionado con ningún problema de esta índole y menos estoy involucrado en una guerra. Si ando batallando para arreglar mi problema… Imagínese, con casi 29 años que estuve preso, ¿tendría ganas de más problemas””, pregunta el capo que algún día fue conocido como El narco de narcos.
Mientras Estados Unidos ofrece una recompensa de cinco millones de dólares, Anabel Hernández le pregunta por su fortuna y dice que ya no existe.
“No se dejen llevar por ilusiones nada más, por espejismos”, dice Caro Quintero cuando se le pregunta por lo que perdió en la cárcel. “Muchas veces escucho decir en la televisión o en los medios de comunicación: “El dinero fácil”. En mi caso llevo 31 años luchando hasta dormido, y mire cómo ando todavía. No se imagina lo difícil que fue para mí vivir”.
"Yo no maté a Enrique Camarena"
Rafael Caro Quintero sostiene que no mató a Enrique Camarena y asegura que estaba “en el lugar equivocado”. Pide perdón a la sociedad mexicana, a la DEA y al gobierno de EU y sentencia: “No estoy en guerra con nadie; El Chapo y El Mayo son mis amigos”. Dice que se dedicó a la siembra de mariguana porque “de alguna manera había que sobrevivir”
Por primera vez cuenta cómo y por qué se inició en el narcotráfico y habla de los homicidios de Enrique Camarena y del piloto Alfredo Zavala, que provocaron su detención y encarcelamiento.
Narra también su encuentro con El Chapo Guzmán durante un desayuno en 2013, cuando ambos estaban prófugos, y su entrevista con el otro líder del Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada…
La entrevista transcurre en un cuarto de paredes encaladas construido en medio de la nada. Él se acomoda en una silla desvencijada. El mobiliario lo componen, además, un par de camas y una mesa con una imagen de la Virgen de Guadalupe, acompañada de unas veladoras encendidas.
Se le nota ávido de conversar. Si estaba preocupado por el correr del tiempo, por la caída de la noche o por la intensa lluvia que se desató al comenzar la entrevista, nunca lo mostró. No hay alimentos ni bebidas de por medio. Ni un vaso de agua. En la clandestinidad, tras 28 años de prisión y casi tres prófugo, rompe el silencio. (Fragmento tomado de Proceso)