sábado, 4 de octubre de 2014

Guepardos en declive



El misterio de la caída del número de guepardos en el mundo parece resuelto. Al parecer, y tal vez no muy sorpresivamente, los humanos tienen la culpa del declive de estos felinos.
El hallazgo, publicado este jueves en la revista científica Science, contradice una investigación previa que acusaba a otros depredadores naturales, en particular leones y hienas, acusados de comerse su comida, de que hubiera menos guepardos en el mundo.
Pero esta última investigación halló que los guepardos, también conocidos como chitas, tienen que viajar mucho más que antes para hallar comida debido a la expansión de los humanos, a la construcción de cercas y alambrados y a la pérdida de su hábitat.
Las poblaciones de guepardos cayeron de 100 mil en 1900 a cerca de 10 mil hoy en día en todo el mundo, según este nuevo estudio.
"Siguen siendo notoriamente adaptables y resistentes", dijo Michael Scantlebury de la escuela de ciencias biológicas de Queen's University en Belfast. "Pueden soportar que otras especies, como leones y hienas, les roben las presas", explicó.
"Pero la realidad es que pueden ser las actividades humanas, por ejemplo las cercas que les impiden moverse libremente o la cacería de animales que son su alimento, las que están forzando a los guepardos a viajar distancias cada vez mayores, y esto puede comprometer su energía más que cualquier otro factor".
Para el estudio, los investigadores rastrearon a 19 chitas libres cada uno por dos semanas en dos lugares distintos en el sur de África.
Les inyectaron un isótopo que permitió a los científicos analizar las heces de los guepardos y ver cuánta energía habían gastado.
"Descubrimos que el gasto de energía de estos felinos no fue significativamente distinto al de otros mamíferos de igual tamaño", dijo Scantlebury. Y "los chitas podrán ser Ferraris, pero la mayor parte del tiempo manejan despacio".
Los guepardos usan relativamente poca energía durante la caza, aunque dé "sprints" de gran velocidad para asaltar a su presa. Pero lo que les hace gastar más energía de la cuenta es tener que caminar enormes distancias para hallar comida.
"A menudo acusamos a los leones y las hienas de diezmar la población de los guepardos, cuando, de hecho, probablemente seamos nosotros, los humanos, los causantes de este declive", dijo el coautor del estudio John Wilson, de North Carolina State University.
"Imaginen lo difícil que debe ser para un cachorrito seguir a su madre cada vez más lejos a lo largo del desierto para buscar comida, cuando ella misma está luchando por sobrevivir", agregó.