sábado, 4 de julio de 2015

Maquina de escribir se niega a morir


Las máquinas de escribir pueden ser ya una imagen de archivo en muchas partes del mundo, pero en países como la India se resisten a desaparecer y lejos de ser una reliquia del pasado el sonido de sus teclas y el timbre del cambio de línea desafían en algunos sectores el imperio de los ordenadores.

La estampa de una fila de estas máquinas trabajando en plena calle forma parte de la vida diaria del país asiático, aunque hayan perdido el romanticismo de los tiempos en que se tecleaban cartas de amor y su uso ahora resiste el paso del tiempo gracias sobre todo a los documentos oficiales.

"Las seguimos utilizando porque trabajamos en la calle, donde no hay electricidad, además de que son muy pequeñas y fáciles de llevar. Si tuviéramos un ordenador, no podríamos enchufarlo ni llevarlo así de un sitio a otro", asegura a Efe el copista Bhupendra Kumar, frente a un edificio oficial en Nueva Delhi.

La entrada del Registro de la Propiedad en la zona de Asaf Ali de la capital india está flanqueada por dos filas paralelas de Olivetti, Remington, Olympia o Godrej & Boyce, "que no van a desaparecer al menos hasta dentro de diez o quince años", dice Kumar, que lleva casi una década en el oficio de teclear.

Un arte al que recurre la clientela a las puertas de la sede oficial para que copistas como este hombre de 30 años redacten contratos de compraventa de propiedades que traen escritos a mano, a entre 20 y 30 rupias (3 y 5 centavos de dólar) la página.

La última fábrica de la Godrej & Boyce cerró hace cuatro años en Bombay, en el oeste de la India, pero "aunque ya no se fabriquen, todavía hay disponibilidad de piezas y mecánicos", comenta Kumar sentado frente a su vieja máquina.

"Puede ser que desaparezcan, porque ya no se pueden comprar nuevas", advierte su compañera de oficio Sushila Nirmal, veterana en la profesión con sus 58 años, quien recuerda que lleva pulsando las teclas la mitad de su vida, desde antes de que empezaran a extenderse las computadoras a partir de la década de 1980.