martes, 15 de octubre de 2013

Entre Más Corta, Mejor


Cada prenda que usamos actualmente tiene una historia, desde los jeans que en realidad fueron creados para trabajos rudos y sólo las vestían los hombres, hasta la minifalda, que durante más de 50 años le ha dado a las mujeres una bocanada de sensualidad.

Los primeros indicios de esta prenda datan del año 5 mil 400 antes de Cristo, esto en figuras egipcias que representan a acróbatas de aquella época. Claro, en aquel momento tenía otro contexto, por lo regular era de algodón y su propósito era pronunciar la forma de las caderas.

Como una prenda para todas las mujeres, la minifalda llegó el 10 de julio de 1964, fecha en que la diseñadora inglesa Mary Quant presentó su colección primavera-verano, enfocada a jóvenes que querían revelarse.

Desde entonces revelaba a una chica coqueta y fresca, y estaba hecha para dejar ver al menos la mitad del muslo.

Algunos dicen que André Courrèges es su creador, aunque en realidad él sólo fue quien la introdujo a la alta costura. Quant fue quien la popularizó desde una pequeña tienda en Londres, donde explicó en su momento que se inspiró en su automóvil favorito: el mini.

El boom llegó cuando Twiggy, una modelo muy conocida en aquel momento, posó ante las cámaras con una falda que de largo tenía sólo 35 centímetros, convirtiéndose en todo un acontecimiento que ha hecho sobrevivir la prenda hasta nuestros días.

La mini, desde entonces, habla de liberación sexual femenina y, en algunas sociedades muy conservadoras, clasifica la moral de quien la porta. Lo cierto es que requiere de muy buen gusto para saber combinarla y lucir bien.

En su momento se dice que el Vaticano condenó su uso, pero la revista Vogue la puso en sus portadas y lo que vino en adelante fue Jackelyn Kennedy usándola en trajes y vestidos, demostrando que si una Primera Dama podía verse "seria" mostrando sus piernas, el resto no había que cuestionarlo.

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