martes, 7 de enero de 2014

Calígula: El loco más depravado (Parte 2)



Infancia y adolescencia

Calígula nació un 31 de agosto del año 12, cerca de Anzio (actual Italia). Fue el tercero de los seis hijos supervivientes de Germánico y Agripina la Mayor, siendo sus hermanos Nerón y Druso, y sus hermanas Julia Livilla, Drusilla y Agripinilla. El padre de Calígula, Germánico, era un destacado miembro de la dinastía Julio-Claudia, y aún todavía es considerado como uno de los más insignes generales romanos.

Cuando Calígula tenía apenas dos o tres años, comenzó a acompañar a su padre en las campañas militares que éste dirigía en el Norte de Germania. En ese contexto, fue algo así como una mascota del Ejército, y hasta le habían confeccionado un uniforme militar pequeño con una mini armadura y todo lo demás. Fue pues en ese entonces cuando recibió el sobrenombre de “Calígula”, cuyo significado es “Botita”… Ese sobrenombre, de tan tierno significado, resultó siempre molesto para él, y lo tuvo hasta sus últimos días, sin imaginar que, en la actualidad, los occidentales pensamos en sangre, muerte y horror cuando escuchamos el nombre “Calígula”. Ya con siete años, Calígula acompañó a su padre en un viaje a Siria, donde éste moriría, un 10 de octubre del año 19, envenenado por un agente del emperador Tiberio, quien lo veía como un peligroso adversario político, al menos según el historiador Suetonio. Así, al perder a su padre, Calígula empezó a proyectar gran parte de sus necesidades afectivas sobre Incitatus, un caballo al cual endiosaría al llegar a asumir el poder del Imperio Romano. Pero además la muerte de su padre significó algo terrible en sí mismo para su desarrollo psicológico: lo vio morir joven, pese a que era grande y poderoso.

Calígula pasó a vivir con su abuela Antonia, junto con sus hermanas Agripina la Menor, Drusila y Lívila. Según se sabe, Calígula mantuvo relaciones incestuosas con sus tres hermanas, aunque su favorita, y de la cual realmente se enamoró, fue Drusila, a la cual tomó cuando ésta todavía era virgen. Lejos de ser algo esporádico, esas relaciones incestuosas eran tan frecuentes que una vez Antonia encontró a Calígula y Drusila haciendo el amor.

Antes de que su padre muriera envenenado por orden del emperador Tiberio, Calígula lo acompañaba a las campañas militares: fue allí donde le pusieron el sobrenombre de “Calígula”, que quiere decir “Botita” (diminutivo de “bota”)…Arriba a la derecha vemos a Joffrey Baratheon de la serie Juego de Tronos, posiblemente inspirado en Calígula, y con un aspecto muy parecido a como debió ser el tirano de niño.


Tiberio, el gran maestro de la depravación

En la isla de Capri, por seis años Calígula tuvo que esconder el resentimiento que tenía hacia Tiberio a fin de sobrevivir. “Nunca hubo aquí un mejor sirviente o un peor maestro”, dijo un testigo sobre Calígula y Tiberio, ya que en esos seis años Calígula presenció todas las crueldades y depravaciones que Tiberio cometía, pues el “viejo granuja” (así le llamaba Suetonio) hizo cosas como: empujar cotidianamente a personas del acantilado, principalmente criminales, pero a veces también mujeres y niños inocentes; realizar orgías con niños, niñas, mujeres, hombres y adolescentes; ordenar y presenciar torturas; cometer violaciones; nadar desnudo en una piscina, junto a niños vestidos de peces que le hacían felaciones bajo el agua.  Según el análisis de los expertos, Calígula, siendo una versión temprana del Síndrome de Estocolmo, terminó queriendo ser como Tiberio, y aprendió de él una filosofía hedonista y amoral en que la finalidad de la existencia era el placer, en que la vida de los demás no valía nada, y en que la violencia y el placer podían combinarse perfectamente bajo el más cruel y depravado sadismo.

A los 19 años, Calígula (derecha, la imagen es de un film) fue a la isla de Capri, donde vivía el viejo, cruel y depravado emperador Tiberio (izquierda), un sujeto despreciable que disfrutaba empujando personas de los acantilados, haciendo orgías bisexuales que incluían adolescentes, y nadando con niñitos entrenados en felaciones bajo el agua.

Ascenso al poder y comienzo esperanzador

En el año 33, Tiberio le concedió a Calígula el cargo de cuestor, que éste conservó hasta antes de ser emperador. También, en ese entonces perdió a su madre Agripina y a su hermano Druso, quienes fallecieron en prisión; además, contrajo matrimonio con Junia Claudilla, hija de Marco Silano. Sin embargo Junia, tras embarazarse de Calígula, murió un año después en un parto, junto con el bebé. Entonces Calígula se hizo amigo del prefecto de la Guardia Pretoriana, Sutorio Macro (Macrón). Sorprendentemente, Calígula inició una relación con la mujer de Macrón y éste lo consintió por pura conveniencia, llegando incluso a hablarle bien a Tiberio de Calígula, a fin de que el viejo malvado no sospechase nada. Suetonio, cuya versión es la más aceptada, plantea que fue el mismo Calígula quien asesinó a Tiberio, lógicamente sin que nadie se percatara. En todo caso y con el importante respaldo pretoriano de Macrón, Calígula fue nombrado emperador, sin compartir el puesto con Tiberio Gemelo puesto que el testamento de Tiberio fue anulado con la excusa de que el viejo emperador había estado en condición de demencia cuando escribió dicho documento.
Cientos de teas brillaban, hombres, mujeres, ancianos y niños estaban en las calles para recibir con entusiasmo al hijo del insigne Germánico. Las distinciones de clase se desdibujaban ante el entusiasmo del pueblo, que unido en una sola masa le daba la bienvenida al nuevo emperador, llamándole “astro”, “cachorro” y “retoño”. Sí, veían en él una esperanza renovada, un potencial salvador que enterraría los días de sangre, miseria y terror que caracterizaron al degenerado Tiberio en su última etapa. Calígula aceptó todos los Poderes del Principado que le confirió el Senado Romano ese día, y Suetonio cuenta que aproximadamente unos 160000 animales fueron sacrificados en honor al emperador, en el interior de distintos templos, durante los primeros tres meses de su naciente y prometedor gobierno.

Los primeros siete meses del gobierno de Calígula (arriba) estuvieron llenos de bienestar general, pero después todo cambió.


Incitatus, el caballo de Calígula

Una especie de signo viviente de la locura de Calígula fue su caballo Incitatus, al cual lo hizo nombrar sacerdote y cónsul de Bitania (territorio al norte de Turquía), además de que le mandó a construir una enorme caballeriza de mármol con pesebres de marfil, una estatua de mármol, y una villa con 16 jardines y 18 sirvientes.
Como el caballo de carreras que era, Incitatus participó en muchas carreras. Siempre, la noche antes de la competencia, Calígula decretaba un silencio general en la parte de Roma cercana a la villa de Incitatus, y quien perturbase el sueño de su caballo era enviado al sueño eterno por la espada de un soldado… Dicen que solo una vez en toda su vida Incitatus perdió una carrera, y el talentoso jinete vencedor fue ejecutado por orden de Calígula…
Comía copos de avena mezclados con suaves y delgadísimas escamas de oro, tomaba el mejor vino en copas de oro, devoraba ratones, calamares, mejillones y pollo; vestía púrpuras de la mejor calidad y usaba collares con piedras preciosas; no copulaba con yeguas, sino con una bella mujer llamada Penélope, que pertenecía a la alta sociedad y había sido elegida por Calígula como esposa de su amado caballo.

Calígula amaba desde niño a su caballo Incitatus (derecha, a la izquierda está Calígula): le creó una villa propia con 18 sirvientes, caballeriza de mármol y una estatua, lo vistió con púrpura y collares con joyas, y hasta le consiguió una esposa humana, joven, bella y proveniente de una de las más nobles familias de Roma.



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