Identificar un lugar al que se le conozca popularmente como un sitio en donde los gatos reinen puede que no suene familiar para muchos. Sin embargo, en Japón hay al menos dos sitios que comparten tal fama.
Sin embargo, de este par de locaciones, quizás es Tashirojima, una isla ubicada en la prefectura de Miyagi la que es mejor conocida por su apodo: “neko shima” o “Isla de los gatos”.
En la década de los 50 alrededor de mil personas solían habitar la isla. No obstante, ahora sólo quedan cerca de cien personas, su gran mayoría cerca de los 70 años de edad.
Los gatos, por otra parte, han sido más prolíficos y ahora superan por mucho en número a sus vecinos humanos. Así mismo, también tienen un gran punto a su favor: la presencia de perros está absolutamente prohibida.
Así, en completa complicidad con las personas de Tashirojima, los felinos son alimentados por los isleños quienes ven en la conservación de estos Felis silvestris catus un medio para atraer y asegurar la buena suerte.
De esta manera, los veterinarios locales se encargan de revisar que la salud de estos animales se encuentre en perfecto estado, mientras que el turismo está centrado en la presencia de los mininos, cuyo inusual número y reverencia representan por sí solas una atracción para los visitantes.
Mientras que en el pasado la presencia de los gatos fue incentivada por los pescadores, con el fin de mantener a raya la población de roedores que se alimentaban de los gusanos de seda necesarios para fabricar sus redes, ahora su presencia forma parte de un sello distintivo de la isla.
Por otra parte, la identificación de Tashirojima con la gran población de felinos domésticos es tal que incluso en la isla se hay construcciones que aluden a ellos, como el caso de un santuario sintoísta consagrado a los gatos.
Pero cuando podría pensarse que con una santuario gatuno es suficiente, recientemente otra llamada “Isla de los gatos” surgió. Se trata de Aoshima y se encuentra en la prefectura de Ehime.
En esta nueva isla atestada de felinos caseros la proporción entre estos animales y humanos es mucho menos equilibrada, ya que sólo 16 personas viven en este lugar.
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