En la actualidad la palabra "virgen" posee connotaciones exclusivas de índole sexual, sin embargo la palabra tiene una tradición más antigua que se relacionaba con las sacerdotisas lunares, a quienes se les llamaba vírgenes.
La palabra virgen alude a una persona que no está casada, es decir que no pertenece a otra persona, sea hombre o mujer, es "una en sí misma". La palabra virgen deriva de una raíz latina que significa fortaleza, fuerza, habilidad, y que posteriormente se aplicó a los hombres: virle que significa viril.
Las diosas antiguas como Ishtar, Diana, Astarte o Isis eran llamadas vírgenes, sin embargo la denominación no hacia referencia a la castidad sexual, sino a la independencia sexual. Por otra parte, los héroes míticos o históricos de las culturas de la antigüedad nacieron de madres vírgenes: Marduk, Gilgamesh, Buda, Osiris, Dionisio, Genghis Khan, Jesús.
De ellos se afirmaba que eran hijos de la Gran Madre, del Ser Original y que habían recibido de ella su poder es este mundo. En el caso de los hebreos, cuando utilizaban esta palabra, se referían a una doncella o mujer joven. Por lo cual es probable que en las traducciones posteriores, referirse a una virgen no se relacionara con una independencia sexual, sino con una mujer sexualmente pura, casta y que nunca ha sido tocada.
Es probable que cuando Juana de Arco, a quien se había asociado con los aquelarres de brujas, fue llamada La Pucelle, la doncella o la virgen, la palabra conservara aún parte de sus antiguas connotaciones que la asociaban a una mujer fuerte e independiente.
Monica Sjoo y Barbara Mor autoras del libro “The Great Cosmic Mother -Rediscovering the Religion of the Earth” (La gran diosa cósmica madre. Redescubriendo la religión de la Tierra), afirman que las diosas lunares eran adoradas a través de rituales orgiásticos, donde podían tomar tantos amantes como desearan y de esta manera venerar a la deidad
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