martes, 21 de enero de 2014

¿Conoces a algún sádico?

Solemos pensar que muy raramente nos cruzamos por la calle con alguien que nos pide la hora mientras fantasea con torturarnos. Sin embargo, un nuevo estudio afirma que las personas que disfrutan haciendo daño son más abundantes de lo que pensamos. El sadismo podría no estar reservado sólo a esa minoría de perturbados que nos muestran las películas de policías forenses y ser una conducta habitual de la vida cotidiana que se manifiesta, por ejemplo, cuando decidimos matar un insecto.

El sadismo es un comportamiento consistente en sentir placer causando dolor físico o psicológico a otro ser vivo (mujer, varón, niño o animal). Se sabe que los torturadores disfrutan de torturar a sus víctimas. El origen del nombre está en el Marqués de Sade, aunque el sadismo no siempre tiene un carácter sexual.
Cuando el sadismo tiene carácter sexual es una parafilia, y consiste en una forma de obtener excitación y placer sexual causando dolor físico o humillación. El sadismo implica impulsos sexuales y comportamientos que implican actos reales, no simulados ni fantaseados como en el sadomasoquismo, sin el consentimiento del partenaire (como en el sadomasoquismo) en los que el sufrimiento psicológico o físico y la humillación de la víctima es lo que genera la excitación sexual.
Los actos sádicos pueden involucrar actividades que indican el dominio sobre la víctima: obligarla a arrastrarse, encerrarla en una jaula, inmovilizarla físicamente con cadenas, sogas o esposas, tenerla atada con los ojos vendados, darle una paliza (pegarle, golpearla, azotarla de distintas maneras), pincharla, morderla, quemarla con cigarrillos, aplicarle descargas eléctricas con una picana, violarla, cortarla, intentar estrangularla para dejarla sin respiración sin llegar a matarla, torturarla de todas maneras, mutilarla. Algunos sádicos llegan a matar a la víctima y a otros les alcanza sólo con humillarla.
El sádico puede violar a la víctima o no. También puede masturbarse sin llegar a penetrarla, o penetrarla con objetos. A veces sólo el acto de la violación implica sadismo sexual

Investigadores de la Universidad de Columbia (Reino Unido) y de la Universidad de Texas (EE.UU) ofrecieron a un grupo de estudiantes de psicología la posibilidad de matar bichos vivos frente a otras tareas desagradables y obtuvieron un alto porcentaje de alumnos que optó por la primera. Un 27% de los estudiantes prefirió introducir en una máquina moledora cochinillas vivas, que además se encontraban en el interior de tazas etiquetadas con nombres entrañables como Muffin y Toostie, antes que limpiar los baños o darse una ducha de agua fría. Los estudiantes que se inclinaban por esta opción presentaban muestras de crueldad aparente atribuidas a una personalidad sádica.

En vista de estos resultados, los científicos proponen introducir este tipo de sadismo cotidiano en la Triada Oscura de la personalidad humana que engloba el maquiavelismo, la psicopatía y el narcisismo.





No.18

No hay comentarios.:

Publicar un comentario