martes, 29 de abril de 2014

Cadáveres en el espacio IV

Pero sí, hay cadáveres humanos orbitando sobre nuestras cabezas e incluso descansando para siempre en la Luna o rumbo a Plutón.

El 7 de enero de 1998 un cohete Athena II era lanzado desde Cabo cañaveral rumbo a nuestro satélite con un cargamento peculiar. Llevaba en sus tripas 158 kg de la microsonda espacial Lunar Prospector y 28 gramos de cenizas del cuerpo de Eugene Shoemaker dentro de una cápsula de policarbonato sellada en aluminio. Eugene fue un astrofísico norteamericano considerado el padre de las ciencias planetarias. Es el homenaje que la NASA quiso dar a uno de sus mejores científicos, el único humano enterrado en la Luna.

El protocolo estaba cargado de simbolismo y emotividad: la sonda se estrellaría a 6.000 kilómetros por hora contra uno de los cráteres lunares que llevaba el nombre del astrofísico y que él mismo había catalogado, enterrando y mezclando para siempre sus cenizas con el fino polvo lunar.





El 21 de abril de 1997 el Minisat I, primer satélite artificial fabricado en España, ponía en órbita a más de 550 kilómetros de altura las cenizas de 24 excéntricos y ricos ciudadanos estadounidenses, inaugurando la fase comercial de la pompas espaciales. Entre ellos Gene Roddenberry, mítico creador de la serie Star Trek. Celestis, una visionaria empresa texana, hace realidad el sueño de extravagantes personajes como esos. Tras la novedad de sus inicios han bajado mucho sus tarifas: 10.000 dólares por un entierro orbital y 50.000 por la experiencia eterna en la Luna junto al bueno de Eugene.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario