martes, 8 de abril de 2014

Esmegma

Creo que todos hemos pasado alguna vez por la etapa de no bañarnos durante nuestra niñez. Esto me ocurrió aproximadamente a los doce años de edad. Mis padres trataban por todos los medios de convencerme de las bondades de una buena ducha diaria y yo andaba más afanado en tener más tiempo a disposición para disfrutar de mis vacaciones de la escuela. El hecho es que prácticamente tenían que conminarme a hacerlo. En varias ocasiones lograba burlar los controles y ducharme una o dos veces por semana nada más hasta que recibí un gran susto. Por aquellos años, comencé a notar que una serie de manchitas blancas invadían mi pene. Noté que la situación no remitía y las colonias de manchas blancas ganaban terreno, ocupando gran parte del glande de mí pene.
Debo decir que no soy circuncidado y esto lo notaba cada vez que iba a miccionar y retraía el prepucio de mi pene. Por supuesto que en esos momentos no manejaba estas terminologías y simplemente hacía la operación mecánicamente, sin nombres propios. A la par noté que un olor fuerte emanaba de mi pene al efectuar esta operación. No pude más con el stress y tragándome la vergüenza, le comenté a mi padre lo que me estaba sucediendo. Ya ves. Te dije que te bañaras todos los días –me dijo-. Ahora habrá que operarte –remachó sin piedad-. El mundo se me vino encima.

A los pocos segundos mi padre me dijo que sólo bromeaba -así era él, capaz de bromear en pleno terremoto- y que esas cositas blancas eran simplemente esmegma. ¿Qué? Pregunté pensando que me había hablado en otro idioma y esperando la traducción del término. Es-meg-ma, -me repitió- y en seguida se extendió en una pequeña explicación. Me comentó que se trataba de material de desecho que se acumulaba en el pene producto de la no higiene.

Años más delante, cuando investigué el tema, me di cuenta que esto era una verdad parcial del asunto y que dentro de este proceso, también hay ciertas connotaciones de índole sexual. En efecto, el hombre, además de las glándulas sudoríparas, tiene las llamadas glándulas apocrinas en ciertas zonas de su cuerpo. Estas glándulas segregan sustancias que tienen su papel dentro de la atracción sexual sobre por su olor, yendo a estimular, directamente los centros nerviosos del olfato. Esto no quita el hecho de que si no hay correcta higiene de la zona, este olor –en teoría agradable- puede llegar a convertirse en un hedor que cause exactamente el efecto contrario en el sexo opuesto. Además de esta función, se cree que esta secreción actúa como lubricante natural del prepucio.
Además de esta secreción natural, el esmegma está conformado por las células muertas, producto del recambio de celular del glande y que quedan atrapadas en el prepucio. El esmegma también puede adherirse a polvillo procedente de las pelusas del algodón con que se fabrican las prendas interiores y de restos de orina o semen, según sea el caso. Los defensores de la circuncisión sostienen que una vez efectuada ésta, el problema de la acumulación de esmegma desaparece por completo. Sin embargo esto no es cierto puesto que una circuncisión no es garantía de una higiene adecuada. Lo adecuado en este caso seríautilizar al menos una vez por día agua y jabón para lavar específicamente esta zona, además de la hora de la ducha para asegurarnos que la zona se mantiene libre de productos de desecho. No se preocupe, que no se perderán las funciones sexuales del esmegma ya que al ser una secreción natural, esta no desaparecerá en defintiva, simplemente eliminaremos la posibilidad de descomposición que es lo que causa el mal olor y que en casos extremos podría conllevar riesgo de cáncer para los genitales. De otro lado, se ofertan varios tipos de desodorantes y colonias especiales para esta zona lo cual se debe evitar, puesto que estamos hablando de zonas con alta sensibilidad y que podrían resultar irritadas con el uso de estos productos. En especial los que no somos circuncidados debemos guardar proverbial higiene en esta zona.
                                                       Cortesía de Apostol Superfino

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