lunes, 27 de octubre de 2014

Las cuatro ranas

Cuatro ranas se encontraban sentadas sobre un tronco que flotaba en la orilla de un río. De pronto el tronco fue llevado por la corriente que lentamente lo empezó a arrastrar.

 Las ranas, sorprendidas por lo que estaba sucediendo observaban interesadas el movimiento del tronco.
 Al cabo de un rato la primera, tomando la palabra dijo:
-“Este tronco se mueve como si estuviese vivo, como si tuviese algo dentro que lo empujara a moverse”.
La segunda, mirando con contrariedad a la primera y dirigiéndose a las otras, dijo:
-“No queridas amigas y compañeras de viaje, este tronco no se mueve, es el río que lo transporta y que lo hace mover”.
La tercera rana añadió:
-“No se mueve ni el tronco ni el río; queridas, son nuestras mentes las que se mueven y nos hacen ver el movimiento”.
Las tres ranas en este punto comenzaron a discutir sobre qué era lo que realmente se estaba moviendo, sin embargo, no lograban ponerse de acuerdo. Se dirigieron por ello a la cuarta rana, que hasta aquél momento había escuchado en silencio y le pidieron su opinión.
 La cuarta rana dijo:
-“Se mueve el tronco, el río y vuestro pensamiento. Ninguna se ha equivocado, todas tenéis razón”. Entonces las tres ranas se encolerizaron, porque ninguna quería admitir que la suya no fuera la verdad completa y que las otras no se hubieran equivocado.
 Sucedió que las tres ranas, todas a la vez, tiraron al agua a la cuarta.
 Las personas soportamos mal que nuestras explicaciones sobre la vida no la aclaren totalmente y muchas veces preferimos insistir en nuestra teoría que atender a la realidad.





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