Nos guste o no, debemos aceptar que Facebook ya parte de nuestras
vidas y para algunas incluso es una necesidad tipo obsesiva… algo que no
siempre trae buenos resultados. Quizá la depresión por Facebook te afecta y aún no
te das cuenta, pero hay muchos estudios sociales que demuestran que esto
es posible y las razones son varias.
¿Cuántas
veces entras al Face con el pretexto de solo mirar lo que tus amigos
han hecho en los últimos días y (quién sabe cómo) terminas en las fotos
del viaje a París que hizo la amiga de la prima del novio de la cuñada
de tu colega? Cuando
logras cerrar tu sesión te sientes triste sin saber por qué, pero esto
puede atribuirse a la MALDICIÓN DE FACEBOOK... bueno exageré, pero sí
tiene que ver con algo que hacemos a menudo: compararnos. Otra razón es creer que todo es verdad, pero hay que ser realistas: la
mayoría de nuestras fotos "aquí casual" en realidad son resultado de
una inversión de al menos una hora para escoger la mejor imagen, ponerle
filtros y publicarla, así que de "casual" no tienen nada.
Comparación física
También está la necesidad de lucir perfectos / as, incluso en la selfie después
de levantarnos para demostrar que aún despeinadas y sin maquillar
lucimos increíbles; pero afrontémoslo, nadie se ve bien por la mañana y
¡no importa!. Antes los estándares de belleza estaban únicamente marcados por
las famosas, aunque en el fondo sabíamos que eran imágenes creadas con
dinero, cirugías y muchos sacrificios, pero ahora podemos compararnos
con nuestra vecina despampanante o a esa compañera de trabajo que aún
siendo madre puede presumir su cuerpo de gimnasio.
Comparación emocional
Pero no solo hablamos de la imagen física; la depresión por Facebook
también ocurre por cuando vemos lo fascinantes que lucen las vidas a
través de la pantalla de nuestras computadoras o celulares: todos
viajan, todos compran, todos tienen un nuevo amor y todos salen de
fiesta… y en casa muriéndose de la envidia. Y es que Facebook
hace que incluso una pierna rota luzca como algo genial y que todo el
mundo quisiera experimentar. Quizá no sea tan relevante, pero esto también puede pasar con
aquellos estados que escribimos, pues como dicen, de poetas y locos
todos tenemos un poco, el problema viene cuando estamos obsesionados por
cuántos likes obtenemos al compartirlo en la red.
Si consideramos todo esto, Facebook sí es algo deprimente: nos obliga
a ser alguien que no somos, a comparar nuestra vida con la de los
demás, a exponernos y ser juzgados, a esperar por aprobación o a
enterarnos de cosas que no queremos saber… pero ¿realmente no hay
salida? Siempre he pensado que el mundo es como un volantín: gira y gira y si
no estamos listas al subirnos nos podemos caer, pero si decidimos solo
verlo girar sin que nos afecte estaremos mucho más tranquilas, así que
la respuesta a esta depresión no siempre requiere de un psicólogo, sino
simplemente aprender a usar la red social de forma moderada y limitada
¿qué opinas?
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