jueves, 3 de julio de 2014

El hipo sigue siendo un misterio para la ciencia

El “singultus“ es un reflejo involuntario, espasmódico y benigno, salvo en muy contados casos crónicos, el cual sin embargo permanece como un misterio científico en cuanto a sus causas y sus soluciones. 

Sufrir ataques de hipo es inevitable en algún momento de la vida: al igual que los gatos, las ratas y los fetos humanos, los adultos sufrimos de hipo cada tanto y aplicamos alguna de las soluciones milagrosas del vox populi que, sin embargo, no tienen ningún sustento científico: asustarse, lastirmarse, provocarse cosquillas, beber un vaso de agua, ponerse de cabeza… hasta que el hipo se va de manera tan misteriosa como llegó.
Tyler Cymet, jefe de medicina educativa en la Asociación Americana de Colegios de Medicina Osteopática realizó un estudio de cinco años en 54 hospitales sobre pacientes con hipo. La idea era buscar qué remedios contrarrestaban los espasmos involuntarios y molestos del hipo, aplicando técnicas como mantener la respiración al igual que algunos medicamentos, pero se dieron cuenta de que ninguna solución es capaz de solucionar a todos los pacientes de hipo. La conclusión de Cymet en realidad es muy simple: el hipo “comienza y termina solo, y eso es todo.” ¿Pero por qué nos da hipo? De hecho las causas nos son tan desconocidas como las soluciones. Algunos investigadores creen que se trata de un reflejo digestivo del estado fetal para no respirar líquido amniótico, pero también está la teoría de que el hipo puede ser una especie de “entrenamiento” del feto para enseñarse a respirar cuando nazca. El hipo (cuyo nombre médico es “singultus”) consiste en una concatenación de hiatos respiratorios abruptos provocados por la súbita contracción del diafragma y los músculos intercostales (localizados entre las costillas), seguido por el cierre de la glotis; el rápido espasmo de la inhalación choca con la laringe bloqueada por la glotis, lo que produce la conocida nota del hipo: “hic”. Fuera de casis como el de Coleen O’Lear, editora del Washington Post, quien afirma sufrir de ataques de hipo diarios, el singultus no presenta sino una molestia pasajera y una oportunidad para hacer una pausa en la conversación para concentrarnos en la respiración.

La conclusión de Cymet en realidad es muy simple: el hipo “comienza y termina solo, y eso es todo.

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